Episodio 4


Episodio 4: Purga



   Hielo…
   En las profundidades del bosque Asítico el caballero Deiniel procede a pie en busca de su objetivo, hace meses que comenzó esta larga empresa y con dedicación a superado cada obstáculo que se le ha metido en medio. Cargando con la cruz de su pasado, de sus seres queridos, de su patrimonio y su pueblo, se adentró en el peligroso bosque armado con un escudo de Hierro Negro, tan caliente que al tacto es capaz de quemar la piel, y un hacha de Hielo Puro, cuyo poder tan intenso le calcinaba el brazo entero, reventando sus tendones y fundiendo sus músculos al arma, cobijado con un manto de cuero grueso para hacer frente al feroz viento que representaba el aliento salido de las fauces de los demonios que lo arrastrarían al infierno. Caía la noche pero la vegetación lo mantenía todo bien iluminado, la única diferencia es que mientras más le cubría la luna más se moría del frío, pero su determinación lo mantenía vivo, y con a cada paso que daba podía sentir más el peligro, y solo algo invadía su cabeza.
   Miedo.
   “Dios ya no está con nosotros, nos abandonó de nuevo, y esta vez nos quiere probar con toda su fuerza” ––Otra vez–– los recuerdos de aquella guerra arremetían fuertemente en su cabeza, pero rápidamente eran ahogados por sus traumas más recientes, vengarte no significa arreglar las cosas, pero hoy en día aún se arrepiente de haberle matado tan rápido. Perdido en sus recuerdos siguió de frente hasta que un pequeño sonido le hizo espabilar, el viento se escuchaba fuerte pero supo distinguir el crujido de una rama cerca suyo, ya era muy tarde, como si hubiesen despresurizado un avión en vuelo fue arrojado con tanta fuerza que voló varios metros hasta caer sobre la nieve tan dura como el concreto, perdió su escudo, y estaba débil, el intenso frio no le permitía moverse, ni con toda la tecnología térmica del mundo pudo evitar que penetrara en sus huesos, la inmensa figura se acercaba lentamente, con lentos movimientos sacó su pistola Vintage apodada Joel, pero esta estaba atascada con hielo, el gigante se acercaba más y más, con un fuerte golpe logró destrabarla y a continuación disparó, pero las balas no le hacían nada, con otro golpe fue mandado a volar una vez más para ser detenido esta vez por un árbol, ya no podía ver con claridad, con sus últimas fuerza se levantó y echó a andar hacia cualquier dirección con el fin de alejarse de la criatura, no podía morir allí, no después de tanto, resbaló por una colina y rodó hasta la base, fue allí cuando se dio cuenta de que no podría hacer nada, se hallaba congelado, golpeado, y rodeado por un ejército de gigantes, frente a una nueva reina de hielo.
 Frio…

   Existe una orden llamada Hueco 7, una orden tan poderosa que permanece secreta, y cuyos miembros se van integrando entre periodos largos de tiempo, esta orden a prevalecido por tanto tiempo que logró convertirse en algo mucho más grande y domaron las salvajes tierras de lo que hoy se conoce como Anaco. Deiniel, el señor del mar, Rey de lo virtual, que vaga por las tierras de Anaco buscándole un nuevo sentido a su vida, ayudando a aquellos que lo necesitan. Deivis, un ser enviado por el mismísimo Dios, como una voz para la raza Asítica de Anaco, proclamado Rey de Hielo por Dios Sergio,  guía de los Gigantes de Hielo, dueño de las tierras del norte. Jhonathan, Rey Flaco, Domador de Dragones, dueño de las tierras que se encuentran al Oeste de la Ciudadela, se encarga de mantener la paz en el pueblo Asítico y Enano. Bandido Requena, líder de las Bandas Negras, dueño de las tierras al Este de la Ciudadela, es el que administra todo lo relacionado con la producción y distribución de alimentos, con la pesca y agricultura. El área central se formó para controlar las áreas exteriores, el centro es gobernado por 2 de los 3 miembros del Concejo Supremo, José, el Diacono Oscuro, nuestro gran sacerdote, quien nos transmite la voz de Dios Sergio y la hace llegar hasta nosotros a través de su templo, y Juán, El Rey Sabio, encargado de administrar Citadel, comida, agua, ejercito, colonias, lo que sea y también encargado de manejar las relaciones  con los exteriores, gobernando con la fuerza de su sabiduría.

  Todos ellos conforman la Orden del Hueco 7 y son los protagonistas de esta historia.

  Han pasado tres años desde la reconquista de Anaco.

La Tercera Republica de Anaco se mantenía prospera, el Rey Sabio como todo líder nato logró estabilizar la economía una vez más, trajo paz de nuevo a las calles, la gente se siente segura y los problemas sociológicos se calmaron, la gente puede caminar tranquilamente en las calles de la ciudadela una vez más, El Oeste, ahora al mando del Rey Flaco, logro estabilizarse, la reconstrucción de pueblos y la creación de otros contribuyó a preservar a la raza Asítica y llevarla también a la paz, al Este los pueblos pesqueros y agrícolas están en su apogeo económico, con Requena al mando, llevó la producción alimenticia por las nubes, ahora todo Anaco tenia comida para las generaciones siguientes, y la estabilidad ante todo reinaba sobre estas tierras arrasadas por la guerra, cambios bruscos de gobierno, y crisis económicas.

El Diacono Oscuro se encontraba rezando como de costumbre en la base del monolito cuando por fin, después de tantos años de espera, Dios le mando su tan anhelada señal. “El juicio final ha llegado”.

   ––¿Alguna idea de en dónde puede estar? –– Pregunta Juán ya bastante preocupado.
   ––Hace ya dos meses que le perdimos el rastro–– Contesta Jhonathan cabizbajo.
   ––Estaba en tu jurisdicción, se supone que lo tendrías vigilado las veinticuatro horas.
   ––Ya lo sé pero no tengo idea mano, solo se esfumó, de la nada en un cambio de turno, ya te lo dije.
   ––El carajo se encuentra mentalmente inestable, no podemos dejar que vague en ese estado–– responde Bandido Requena luego de tomar un trago de cerveza.
   ––Hay que buscarlo rápido, no podemos perder a más miembros de la orden. Requena, ¿puedes enviar a tus bandas negras?
   ––Ya lo hice, fui el primero al que acudió Jhon–– Jhonathan se encoge de hombros–– los desplegué hace tiempo y no han hallado nada, a excepción de que algunas personas le han avistado de vez en cuando pero no sigue un patrón concreto para determinar hacia donde se dirige... hay discrepancias en las fechas y en si es el o no…
   Carajo––Juán está preocupado, incluso más de la cuenta, hace años que Deiniel decidió abandonar la orden, tal vez traumado por las cosas que vivió, y comenzó a vagar sin rumbo.
   ––Él dijo que no le molestáramos, pero sabemos que su cordura está inestable, y ya lleva demasiado tiempo sin vigilancia, quién sabe si hace algo lo suficientemente fuera de lugar para causar pánico... –– Bandido Requena destapa una nueva cerveza para que segundos después, como si de un ariete se tratase, entra a la sala el Diácono Oscuro y no pintaba que trajera buenas noticias.
   ––¿Que pasa José? ¿Dios Sergio te dijo dónde puede estar Deiniel?–– Juán se alivió un poco.
   ––Ya viene.
   ––¿Perdona?
   ––Ya viene y con fuerza.
   ––¿Deiniel? –– Bandido Requena se encontraba confundido
   Juán se levanta de la silla, su alivio desaparece ––¿Qué es lo que viene José?
   ––La purga.
   El silencio se hizo notar en la Command Table. ––¿Cómo? ¿Ahora desde dónde?
   ––Un ejército de gigantes, monstruos de hielo, vienen desde el norte
   ––¿Cuánto tiempo nos queda?
   ––No lo sé, pero supongo que poco.
   ––Hay que armarnos, preparen las tropas, no nos dejaremos someter tan fácil al apocalipsis otra vez.
   ––Pre.. Prepararé a las bandas negras–– Requena temblaba.
   ––¿Estas nervioso amiguito?–– Pregunta Jhon en tono vacilón.
   ––No amigo, solo tengo un poco de frío.
   Juán se encuentra confuso ––Ahora que lo pienso, hace demasiado frío…––
   ––Cierto... ¿No se supone que estamos en verano?–– Jhon ahora también estaba confuso.
   De reojo, Juán mira hacia la ventana ––Amigos... esto no puede estar pasando.
   Todos salieron hacia el balcón desconcertados, no podían creerse lo que estaba pasando, abajo en las calles las personas se paraban en seco, cesaban cualquier actividad que estuviesen haciendo y salían a las calles para presenciar tal espectáculo.
   ––Parece que nos quedamos sin tiempo–– Expresa el Diácono Oscuro con el mismo temor que sus compañeros ––La Segunda Guerra Santa está por comenzar...
   Por primera vez en 1000 años la ciudadela fue cubierta por nieve.

En la base de un torreón derruido se encontraba una pobre señora, aparentaba unos 40 años, junto a sus dos hijas, habían tocado fondo, se encontraban en una situación muy difícil, hace tiempo que su hogar fue quemado, sin trabajo y sin hogar tiene que cargar con lo que queda de su familia. El oeste Asítico se estaba recuperando de una catástrofe socioeconómica, pero muchos de sus ciudadanos no lograron levantarse, es el pequeño porcentaje desposeído que con toda la razón del mundo podían decir que lo perdieron todo. La señora que se encontraba sentada en un pequeño escalón en la base del torreón, junto a sus dos hijas, pedían de comer a quien se les cruzara en frente, pero nadie les hacía caso, eran lacras de la sociedad, no le interesaban a nadie,  solo podían quedarse allí, esperando a que ocurriera un mágico milagro, fue entonces cuando a su izquierda, desde el norte, se acercaba un encapuchado muy misterioso, parecía humano, el sujeto se acercó y vió a la pobre mujer, el sujeto que venía cubierto de una capa térmica irradió un acogedor calor y le extendió una bolsa de comida, solo le alcanzaría para unos días, pero le bastaría con eso, la señora con ojos llorosos lo miró y le dio las gracias, el hombre tenía barba y cabello largos, sus ojos eran achinados, parecía un asítico pero era demasiado bajo de estatura, pero algo muy particular fue su mirada vacía, como si le faltara algo. Antes de que la señora pudiese decir otra cosa el sujeto se movió y comenzó a trepar los escalones hacia la entrada de la torre. “Está cerrada” dijo una de las niñas pero el sujeto hizo caso omiso, parecía decidido, frente a él se elevaba una feroz puerta de acero bien desgastada, estaba cerrada por múltiples seguros, parecía impenetrable, fue entonces cuando sacó una especie de tarjeta y la deslizó por una ranura un poco escondida, primero se escuchó un aterrador chirrido seguido de un feroz estruendo, la puerta se abrió, la señora se quedó un poco boquiabierta, la torre hace mucho tiempo que quedó destruida, y la puerta permaneció cerrada para cualquier persona, fue entonces que comprendió que el sujeto no era un simple sujeto, si no que podría formar parte de la orden, luego de ese pensamiento decidió correr tras el para pedirle ayuda, pero las puertas ya se habían cerrado.

El viejo torreón de Grecia, la Lanza del Sol, era una mega estructura casi considerada una metrópolis, llena de numerosos pisos y pasadizos subterráneos que conectan con cada uno de los cañones que reposaban alrededor de la torre principal, hoy en día solo es un mar de escombros que de alguna forma aún se alza hacia las nubes. Deiniel ha perdido el rumbo, todavía no sabemos por qué esta aquí o si siquiera tiene un por qué, solo camina hasta la cima, alrededor observa cuadros quemados, candelabros rotos que aun cuelgan y otros en el piso, el polvo arropa cada una de las salas por las que pasa, las escaleras de caracol están rotas, al igual que los ascensores, su subida representa un reto dispuesto a superar. Más o menos una media hora es lo que estuvo subiendo hasta llegar al salón del trono, una enorme cúpula destrozada envuelta suavemente por los rayos de luz del ocaso, Deiniel caminó hacia el trono cubierto de sangre coagulada y se sentó en el descansabrazos, ––ha pasado tiempo vieja amiga––. Su cadáver no estaba ni cerca de allí, los restos de Grecia fueron guardados en la cripta de la ciudadela días después de su muerte, pero el sentía que su alma preferiría descansar en su trono que en un agujero, para recordar a su amiga sería mejor imaginarla en su hogar, para eso vino, para recordar, en aquellos tiempos donde jugar lol era una costumbre, cuando los problemas eran menores y cuando pasaban a grandes los resolvían junto a sus hermanos, ahora todo estaba perdido, o por lo menos para él, desde aquel día en esa cabaña su vida cambió bruscamente. Si, logró vengarse, pero el vacío se quedó allí, le carcome, lo enloquece, su tierra le daba asco, le recordaba a aquel tortuoso lugar, el palacio le repugnaba, los cuadros, los recuerdos, todo allí le recordaba a aquella alma, y poco a poco, ya ni siquiera podía ver a sus amigos, comenzó a vagar, y ahora terminó aquí, recordando una vez más el infierno, sentado en el descansabrazos del trono, mirando al horizonte en la cima del mundo, desde su punto de vista la nieve parecía ceniza, luego miró más allá, y más allá, le recordaba a la muerte, cuando miles de personas se desvanecían en un segundo, y luego un poco más allá, a la ciudadela, fue cuando cayó en cuenta de que algo estaba pasando, muchas luces y humo, poco habituales, señales de alerta de que algo grande se estaba cociendo.

La ciudadela, construida en el centro de todo el territorio Anaquense, es conocida por ser algo perfecta debido a su ubicación, no solo está exactamente en el centro, también se encuentra rodeada por un enorme acantilado, para sorpresa de todos, una formación natural, tan profunda que da hasta miedo siquiera verlo de lejos, se dice que cuando el imperio de Betania llegó a estas tierras, sus colonizadores encontraron este lugar y al asemejarse bastante a una isla al estar rodeada por tal excelente obstáculo defensivo, montaron una torre, que luego sería un castillo y se expandiría hasta formar la feroz metrópolis, desde la cual se comenzaría a forjar un imperio. El acantilado Alexandria tiene como función principal, a pesar de su historia, la de ser el basurero de todo Anaco, ser una defensa paso a ser secundario hace miles de años, al fondo de esta grieta se encuentran grandes toneladas de basura que es traída en camiones de todos lados del territorio, a los costados de la ciudadela brotan numerosas llamaradas para quemar todo el desperdicio, y en la otra pared, un poco más arriba, hay enormes ventiladores que jalan el aire sucio hasta el límite del territorio para evitar contaminar a la población, una mega estructura perfectamente diseñada para satisfacer la necesidad de eliminar los residuos. Lo que nos importa ahora de este enorme agujero se encuentra un poco más arriba de esos ventiladores, algo que podría asemejarse a unas favelas se alzan a la mitad del acantilado, aquí pertenece la casta más pobre de la sociedad, un mundo donde el trueque es algo común, conformado por aquellas personas tan pobres que no encontraron otra alternativa en el resto de la república, funcionan casi de forma autónoma y al desarrollar un orgullo lo suficientemente grande no permiten que la ciudadela envíe ayuda para mejorar sus condiciones de vida, en este lugar donde las personas viven en agujeros en las paredes y en chozas que cuelgan sobre el vacío es donde se encuentra ahora Requena, el sabe mejor que nadie que en esta área donde casi todo es clandestino podría encontrar un arma lo bastante potente como para ayudar en el frente contra la purga.

La habitación estaba bastante llena de polvo y tierra, dentro de la pared era increíble ver que gozara de iluminación, es decir, en las condiciones en las que está es sorprendente ver un bombillo, no hay decoraciones, y el espacio carece de pintura, para ser una vivienda parece más un sitio en el que pasar la noche para no quedarse sin techo, Requena caminó lentamente hasta llegar a lo que parecía ser una mesa de barro cuando repentinamente un sujeto con una escopeta atravesó la puerta del fondo apuntando primero y preguntando después.
––¿Quién eres, que quieres y que mierda haces irrumpiendo en mi hogar?–– pregunta para posteriormente ponerse nervioso, tras el bandido habían tres sujetos más, vestidos de negro le apuntan con carabinas.
––Soy el bandido Requena, administro la región este de Anaco.
––¿Que hace un ricachón aquí? Sea lo que sea mejor lárgate, no quiero tu caridad.
––¿Caridad? No me hagas, para empezar, una visita de caridad no requiere armas.
Parecía que el sujeto solo hablaba sin pensar ––No nos gusta a la gente de Citadel aquí abajo, acaso..––
Requena sacó una pistola y le apuntó a la cabeza ––Hombre, soy el papá del contrabando, sé bien cuando alguien está haciendo tiempo.
––q-que de que habl.
––Ya que es obvio que no sabes quién soy yo, me presentare, soy Bandido Requena, mi primer título es ser el líder de las Bandas Negras, un grupo enorme de mercenarios, y como buen grupo que es, tengo espías, y se de muchas cosas, en todo, y sé que tienes algo que me interesa a mí.
––¿q que popodria yo tener que le interése?
––He escuchado que esta zona se caracteriza por no querer obedecer a la ciudadela a pesar de estar bajo su culo, sé que aquí hacen muchas cosas que en otros lados estarían prohibidas, y sé que tú tienes conocimiento de varias personas que hacen cierto tipo de cosas prohibidas.
––¿Cómo qué?
Requena levanta una ceja ––Magia.
––¿Magia? Estás loco.
––Lo suficiente para volarte la cabeza si sigues haciendo tiempo, y amigo mío, eso es lo único que no tenemos, veraz, afuera de este agujero está a punto de desatarse el infierno, la purga se acerca y debemos prepararnos.
––No creo en sus supersticiones, aquí abajo no obedecemos a su religión.
––Oh, pero esto no es cuestión de religión, de si quieres creer o no, pero en mi caso estoy hablando de una realidad, algo muy real, y se aproxima en forma de ejército desde el norte, un ejército dispuesto a matar a lo que sea, y si no conseguimos toda la ayuda posible absolutamente todos moriremos, incluyéndote a ti.
––… y que--––
––Quiero que me lleves al culto de los pirománticos, si tu no quieres hacer nada, bien por ti, sé que tú no sabes nada de magia, así que de todas formas no me sirves más que como una pequeña diana.

Luego de unos minutos de feroz persuasión, el sujeto decidió de buena gana guiar a Requena, atravesaron una casa suspendida sobre el acantilado para atravesarlo.
––Es bastante peculiar y curioso cómo viven aquí, es tan… fuera de lo común.
––Para ustedes que viven en mansiones debe ser bastante difícil de entender.
––Para nada, yo he conocido lo que es vivir en las bajo el suelo y surgir de las cenizas, entiendo que el ser humano se adapta a su entorno, es curioso como tienen barrios dentro de las paredes y como tienen... Esto, una casa suspendida sobre el vacío, cuyo único apoyo son unos cuantos cables.
 Pasaron por varios puentes hasta llegar a la otra pared, en el lugar se hallaba una cuerda, el sujeto la arrojó al vacío y comenzaron a descender, al final había una pequeña cornisa.
––¿Y en todos lados es así? Es decir, ¿todo el acantilado tiene casas? ¿O solo esta sección en específico?
––No lo sé, yo solo estoy al tanto de mi rancho.
––Siempre atento de defender el patrimonio, es una pena que sea tan fácil entrar, cualquiera puede irrumpir sin tu permiso.
––Cualquier loco como tú.
––Cuidado con tus palabras, soy muchas cosas pero ciertamente no estoy loco.
Siguieron la cornisa hasta encontrar un área abandonada de mantenimiento, bajaron hasta llegar cerca del interior de uno de los lanzallamas destinados a quemar basura.
––Hasta aquí llego yo, detrás de esa puerta están los pirománticos.
El sujeto dio media vuelta y se detuvo en seco cuando Requena le apuntó con su arma ––¿En verdad crees que te dejare ir tan rápido? Detrás de esa puerta hay gente peligrosa, yo nunca en mi vida he visto magia ni se cómo funciona o que tan poderosa es, si es tan peligrosa que Juán decidió prohibirla, mejor que alguien conocido me presente porque si las cosas salen mal, dudo que mis armas sirvan de algo, luego te dejare ir.
––Me mataran por haberte traído aquí
––Si no te mata el fuego te matará el hielo.
La piromancia es una de las ocho magias que existen, violenta y salvaje, no es tan peligrosa como la magia oscura, pero su poder es enormemente destructivo, practicarla en secreto es demasiado complicado debido a que fácilmente puede llamar la atención, por lo que este lugar era perfecto, dentro de uno de los lanzallamas, por fuera pareciera que funcionaba normalmente pero por dentro se hallaba desactivado, las fuertes llamas que salen hacia el exterior son de magia pura.
Requena atraviesa el umbral y extiende sus brazos “amigos, les tengo una oferta”.

4 Am, el velo de la noche es interrumpido por unos escasos rayos de sol, el Rey Sabio se encuentra de pie a las afueras del control norte, donde antes había una enorme fuerza de seguridad para evitar un colapso demográfico, ahora se encuentra el frente de lo que puede ser otra batalla sangrienta, y al otro lado del enorme campo nevado, el oscuro bosque. El Bosque Asítico siempre fue un lugar lleno de secretos, lo que no era secreto es que las tropas del mismísimo dios se encuentran dentro de él, ya vinieron una vez, y hoy volverán. Arriba del bosque una imponente figura sobrevuela la vegetación, el enorme dragón atravesó el campo rápidamente y descendió frente a Juán.
––¿Que ves? –– pregunta el rey.
––Nada–– Jhonathan baja del dragón ––Todo lo que se ve es bosque, si están allí, están debajo de todos esos árboles.
––Ya veo… será igual que aquella vez.
––Si, los escáneres tampoco hacen nada, la interferencia es alta, los sensores de calor tampoco, son seres fríos, luz ultravioleta, radar, pulso, nada puede encontrar nada.
––…
Silencio.
––¿Cómo va el frente? –– pregunta Jhonathan.
––Está todo el ejército Anaquense, la Guardia Real, las DRDR, Asíticos y Enanos, los tanques llegaran en breve, Bandas Negras, Minotauros, Colosos y cualquier civil que decida pelear.
––¿Será suficiente? –– de alguna manera, Jhon ya conocía la respuesta.
––No.
––La última vez ganamos gracias a Raúl…
––Y su insensatez… así es…–– un nebuloso recuerdo llega como se va, en un instante.
––¿Te arrepientes verdad?
Juán sabe a qué se refiere ––Si, en estos momentos me encantaría poseer algún arma atómica.–– luego de lo de Raúl, todo Anaco fue desarmado, sin bombas atómicas, sin armas biológicas.
––Parece que estará un poco difícil…
Más silencio
––No bajes del cielo.
––No lo hare, ¿y Requena?
––No tengo idea, dijo que tenía una corazonada, y como de costumbre desapareció.
 Mas Silencio, Jhonathan hace lo posible para mantener una conversación
––Intenté traer más dragones, pero creo que saben lo que puede pasarles…
––Todos tenemos miedo.
––Asi es…
Miedo.

El ambiente se siente más oscuro, el clima parece que empeora, no es que se esté haciendo de noche, parece que aquella aura mágica que sacude el alma de todos empieza a manifestarse no solo como el miedo a la muerte. Cerca del enorme Torreón se encuentra una base militar, Deiniel intenta llegar en busca de ayuda, pero cuando lo hace nota, y para su sorpresa, que esta vacío, el complejo parece muerto, no es el fuerte lleno de soldados y espadachines marchando y combatiendo que recordaba, en su lugar solo hay unos cuantos soldados y personal de mantenimiento, al llegar a la puerta es detenido.   ––¿Qué se le ofrece joven vagabundo?–– Pregunta un joven guardia de seguridad, aproximadamente de unos 20 y con bastante falta de respeto.
––Quiero que llamen a Nasas–– El tono de Deiniel mas que melancólico parece determinante.
––¿A quien se le confiere tal honor?–– Pregunta una vez más el vigilante, con un tono de voz aún más vacilante.
––Deiniel Romero–– Contesta.
––Claro. –– obviamente no se lo creé, pero seguidamente su aura de orgullo cambió drásticamente a una de estupidez cuando su superior recién saliendo del complejo le llama la atención.
––Es un placer volver a verte–– frente de Deiniel se levanta una alta figura lo bastante imponente como para hacer tropezar a cualquier joven soldado intimidado por su vista, con un cuerpo humano, armadura plateada de metal enano, envolviendo al metal una chaqueta militar gruesa con pelaje de oso y varias medallas, en su mano izquierda sostiene un martillo de madera asítica, y en lugar de cabeza humana, una feroz cabeza de chacal con una mirada tan potente capaz de arrancarte el alma. ––Pasa.

La historia de cómo Deiniel conoció a Nasas no es de las más espectaculares, pero si tal vez es un poco conmovedora, durante la primera guerra santa solo eran los humanos contra las criaturas mágicas, al ganar los humanos las criaturas mágicas fueron sometidas a la esclavitud, a ser obligadas a trabajar para el mantenimiento de la ciudadela y para construir nuevos poblados en los alrededores. Nasas era solo un cachorro de algo parecido a un Siervo de Anubis, cuerpo humano y cabeza de chacal, con una piel oscura capaz de soportar el sol abrazador, no recuerda haber nacido, muchas de las criaturas solo aparecieron de la nada, pero desde el momento en el que comenzó a existir siempre ha estado sola, hasta que un día Deiniel la encontró y la acogió. Y ahora parece ser que el mismo evento que los juntó hace mucho tiempo, los vuelve a juntar una vez más, tal vez solo por obra del destino, ya que si le damos vueltas, Deiniel no planeaba venir aquí en primer lugar.
––Necesito un transporte.
––¿Para qué? –– Las enormes orejas de chacal se estiran en señal de curiosidad ––No estarás pensando…
––Así es, voy hacia allá–– Deiniel, un poco melancólico, contesta con firmeza.
––¿Para?
––Prestar mi ayuda, no puedo dejar que combatan solos.
––Sabes que es suicida.
––Ya he enfrentado la muerte muchas veces, ¿Cuál es la diferencia?
––¿Disculpa? –– Nasas se encorva ––esa no es una respuesta muy propia de ti.
––¿Que sabes tú sobre lo que es propio de mí?
––Porque te he conocido, y sé que cuando te toca luchar tienes esa mirada que te dice que luchas por algo, pero ahora parece que quieres luchar por luchar.
––¿Eso no es lo que hacen los soldados?
––Los soldados tenemos motivos para luchar, luchamos por el bien común, por la seguridad de nuestra gente, no porque no le tengamos miedo a la muerte, la muerte es lo que nos ayuda a mantenernos vivos, ahora dime, ¿porque ya no le tienes miedo a la muerte?
––…
––Deiniel, ¿cuál es tu razón de vivir?
––Mi razón de vivir… está muerta.
Afuera del recinto comienza a caer nieve, en el territorio Asítico podría decirse que es algo normal, pero esta nieve es diferente, no provoca emoción ni paz, provoca tensión, el aire se siente más pesado, comienza a saber a oxido, a provocar la sensación de que más que ir bien, algo malo esta por pasar, y en pocos minutos el manto helado cae sobre el complejo, y el recinto comienza a forrarse por una fina manta blanca.
––Por Sergio…–– Nasas se encoje de hombros––Sabía que había muerto, pero no sabía el cómo… lo lamento mucho Deiniel.
––Lamentarlo sirve de poco a estas alturas… supongo…
––Todo lo que has vivido en ese momento es terrible, ya decía yo que no te sentía psicológicamente bien
––ESTOY BIEN–– Deiniel alza l voz ––No me he vuelto loco, ya basta con eso, solo… estoy cansado.
––… ¿y por qué no descansas? Amigo mío.
––¿Por qué? no puedo abandonar a mis amigos.
––Y yo tampoco a los míos, supongo que iremos al infierno.
––No te estoy pidiendo eso.
––Lo sé, pero no quiero que te mates o peor, además, tenemos razones para luchar ¿no?
Deiniel se encoge de hombros, el ambiente, la nieve, las tensiones, sabe muy bien que lo que está por ocurrir será una segunda guerra santa, hace mucho tiempo luchó lado a lado con sus hermanos para defender a su gente, parece que las cosas a veces suelen repetirse. ––Si––. Nasas y Deiniel bajan al hangar, allí toman uno de los pocos vehículos blindados que quedaron, y acto seguido, salieron a toda marcha en dirección este, hacia la ciudadela.

––¿Hora? ––pregunta Juán sin alejar la vista del bosque, por cada segundo que pasa la presión en  su pecho aumenta.
––4:20–– responde Jhon, ni siquiera con el cripi parece poder relajarse.
Juán, aprieta la empuñadura de su espada cada vez con más fuerza, siente miedo, estará solo, pero solo él puede acabar con esto de forma rápida ––Espero que el plan funcione.
––Yo también–– Bandido Requena aparece entre las turbas de gentes ––traje lo que te prometí.
Tras Requena, un pequeño grupo de pirománticos se alzaba, vestían ropas modernas, no tenían la pinta de brujos, pero Juán sabe que si lo son y los ve con asco, hace mucho tiempo la magia fue prohibida, y ver que existe gente que viola sus reglas le hace molestar, aunque es algo hipócrita pensar así cuando el también usa magia bendita, como sea no es tiempo para que se ponga a pensar en eso, se aclara la garganta ––Bien, entonces ya saben que hacer, supongo.
––Se los expliqué por el camino, saben qué hacer.
––Entonces confío en ustedes mis hermanos–– lentamente Juán vuelve su mirada de nuevo al bosque ––Tenemos que terminar de preparar esto, Jhon, Requena, organicen dos grupos y terminen de colocar las minas que faltan por favor.
––Entendido–– Jhon, que ya se había preparado, arrastra la pesada caja y la deja a los pies del dragón para posteriormente llevársela volando, Requena por su parte comienza a moverse luego de ordenar a los magos ponerse en sus puestos, cada vez falta menos.

En las faldas del bosque, Jhon está a punto de finalizar con su parte, a lo lejos divisa la enorme ciudadela cubierta de nieve, es increíble verla así, no es algo normal, es algo que le recuerda mucho a el duro pasado, muchos capítulos pasan por su cabeza pero el más nítido de sus recuerdos parece ser el más reciente, cuando por acompañar a su mejor amigo hasta el final fue desterrado, lanzados desde la parte de atrás de un camión, con su compañero desmoralizado, recuerda cuando trabajó en una granja y en ella el cómo soportó el duro frio del invierno como en estos momentos, recuerda el día en el que llegó un viejo amigo y le hizo recordar el por qué seguimos adelante, y se entristece al recordar que no pudo devolverle el favor, pero no todo es malo, recuerda que luego de eso, llegó esto otro, lo miró fijamente y recordó aquella vez en la que se aventuró a una cueva tan peligrosa y tan exótica que hasta poseía su propio bioma, y cómo fue que al salir de ella, salió renacido, su compañero extiende sus alas y recuerda que el también hizo cosas maravillosas. Pero seguidamente un escalofrío, y el enorme dragón vuelca su vista hacia el bosque iluminado por su vegetación ––¿Qué pasa patuleco? ¿Qué miras?–– sorpresa para Jhonathan al notar que dentro del bosque se mueven sombras ––michu michu–– al dar la orden se sujeta del lomo de la bestia y emprende vuelo, dispara una enorme bola de fuego. ––¡ESTAN AQUI!.
––Maldición–– Juán desenvaina la espada.

   Saliendo del bosque, lentamente se alza el ejército de hielo, gigantes tan altos como árboles, elevando enormes masas de hielo puro al aire, y en este, Anivias, enormes aves de hielo comienzan a surcar el cielo, lo suficientemente grandes como para derribar un helicóptero, pero varios de ellos son asesinados por los disparos de cazas MIG pilotando a alta velocidad, los cuerpos caen sobre la densa nieve, y sobre esta, Huargos, Driders, lobos de hielo gigantes, zorros fantasmas y cantidad de Asíticos salvajes avanzan lentamente al paso de los gigantes. ¿Acaso las nuevas armas de la guerra moderna podrán esta vez? El espíritu guerrero es bastante potente pero armado únicamente de espíritu no se ganara una guerra.
––Solo se necesita la voluntad de un hombre–– Juán se coloca en guardia.
Requena se impacienta ––¿Juán lo hacemos ya?
––Aún no.
––Son demasiados, podríamos diezmarlos ya.
––No desesperes, hermano, aún es demasiado pronto, solo sigue el plan–– mientras dialogan, una feroz masacre aérea se lleva a cabo.
––Ya casi llegan–– Jhonathan se monta en su dragón una vez más, listo para alzar el vuelo. Las enormes Anivias cruzan las líneas, los antiaereos comienzan a disparar a su vez que los aviones derriban la enorme parvada.
––Recuerden que no pueden volar tan bajo, corto–– Requena les avisa por radio, casi detonan un misil cerca de su posición, al frente de Requena se extiende una enorme columna de soldados de todo tipo, desde espadachines hasta artilleros, pasando por pistoleros, francotiradores, y criaturas míticas tales como minotauros, centauros, colosos, y detrás de ellos una fila de pirománticos, todos a la espera.
Atrás de todo, en las faldas del bosque, Deivis espera mientras sus tropas avanzan lentamente, observando la feroz batalla en las nubes, los gigantes llegan hasta la mitad del campo, a pasos enormes, cuando de repente uno de los huargos pisa una mina. Deivis observa tranquilamente como toda una fila de minas estalla bruscamente a lo largo del campo de batalla, él no lo sabe pero esa era una señal.
Cierra los ojos, respira ––Hasta que el cuerpo aguante… ¡AHORA!–– Juán grita la orden de actuar y posteriormente con su arma cargada de magia bendita, suelta una feroz carga como si de un rayo se tratase, atravesando la vanguardia enemiga tirando por el aire a las pequeñas criaturas y haciendo que las grandes se tropiecen, solo para detenerce en todo el centro de las tropas enemigas liberando una violenta onda de choque. Requena al escuchar el grito de Juán, acciona el detonador que tenía entre sus manos, acto seguido una segunda hilera de minas a los pies del bosque estalla con más violencia que la anterior manteniendo una enorme parte del ejercito de hielo encerrada entre dos grandes muros de fuego. Esta jugada sí que no se la esperaba, y Deivis es empujado hacia el frente sostenido con su hacha para evitar besar el suelo, ahora comienza a caminar. Las hordas humanas comienzan a avanzar, cada soldado humano y mítico dispuesto a pelear por su libertad comienza a correr disparando contra la columna de fuego a la par que potentes descargas de artillería agitan el campo de batalla, todo marcha bien hasta que de un segundo a otro una enorme columna de polvo los arropa limitando la visión. Arriba en el cielo Jhon a lomos de su dragón descarga potentes llamaradas contra las tropas enemigas, las aves gigantes lo atacan pero es escoltado por veloces cazas, y desde la distancia, helicópteros de combate disparan contra los enormes gigantes. Dentro del campo de batalla ahora cubierto por el polvo, Juán se pone en guardia, carga la magia de su espada, esperando que de la densa niebla aparezca el primer combatiente, al fondo nota varios lanceros Asíticos, y cuando decide cargar contra ellos una enorme mandíbula amenaza con devorarlo entero, su primer rival es un lobo gigante, casi tan alto como los gigantes, Juán espabila luego de maldecir con todo su espíritu y comienza a arremeter contra las patas de la bestia.
Todo parece ir a favor de los humanos, huargos y drider son asesinados por ráfagas completas de M60, o por tiros precisos de francotiradores, miles de cadáveres de asíticos se apilan en el campo y la vanguardia de criaturas míticas y espadachines evitan el avance de los enemigos, Deivis en el mar de polvo pone su mentalidad fría, el vino aquí por un objetivo en particular, quiere recuperar aquello que le fue arrebatado, y no dejara que lo venzan de una forma tan fácil, alza su hacha al aire y detona una enorme ráfaga de rayos de hielo alrededor de 20 kilómetros a la redonda, varios de los rayos golpean Casttle Brotherhood creando enromes carámbanos de hielo, los rayos arremeten contra cada avión en el aire de bellas máquinas de combate cambian a volverse feroces misiles que se estrellan en todos lados, matando a todo el que se cruce en su camino, columnas de pistoleros, artilleros e incluso varios gigantes de hielo son alcanzados y derribados, el  infierno controlado ya no es controlado, y todo se vuelve un mar de llamas y polvo.

––¡DERECHA DERECHA, NO, IZQUIERDAAAAA!–– Le grita desesperadamente Deiniel a Nasas para esquivar por poco un F14 que se acaba de estrellar a su derecha, la lluvia de fuego los obliga a mantenerse en constante movimiento pero el atropellado terreno los empuja cada vez más cerca del bosque ––¡QUE MALDITO INFIERNO ES ESTE!
––¡Solo cae mierda del cielo, aun no llegamos al infierno! –– Grita Nasas luego de esquivar un enorme agujero, seguido de un bache, y luego a la izquierda otro avión se estrella, acto seguido una lluvia de balas azota al jeep blindado, ambos agachan la cabeza y quitan la vista del camino, al asomarse Nasas nota que otro avión está a punto de caerles encima y gira a la izquierda, atropellan a un huargo para seguidamente entrar en un manto de polvo.
––¡No veo tres en un burro!
––¡¿Cuál burro?!
––Es una expresión–– la calma de la oscuridad que los rodea se rompe cuando atropellan a un joven Asítico, luego a otro, este último termina en la parte trasera del jeep y ataca a Deiniel. Casi le apuñala en el corazón pero el tambaleo del vehículo no lo permite, Deiniel desenfunda su característica pistola vintage y le vuela la cabeza, no es la primera ni la última vez que matará a alguien.
––¡Deiniel busca blancos, usa la ametralladora!.
Deiniel se vuelve y coloca sus manos en el gatillo de la gatling fijada en la parte trasera del vehículo, el jeep está diseñado para poder usar esta arma en todas las direcciones, Nasas enciende los faros y Deiniel deposita una enorme cantidad de balas a sus  12, asesinando cantidad de Asíticos y Driders, hasta que uno se le engancha al lado, sigue vivo ––Maldita sea–– el Drider comienza a trepar con gracia hacia el interior del vehículo e intenta hundir sus filosas patas en el artillero, pero Deiniel es más avispado, por años ha desarrollado sus reflejos jugando LoL, un antiguo juego humano, con un rápido movimiento saca su pistola y dispara, el disparo roza la cabeza de su enemigo pero logra aturdirlo, acto seguido pone a girar una vez más el cañón rotatorio y descarga la minigun contra el pecho del Drider cortándolo a la mitad.
––¿Todo bien allá atrás?
––De mara--–– de la nada el vehículo choca contra la pata de un lobo de hielo gigante y se frena en seco, para su fortuna el lobo sigue avanzando cuando una potente descarga de artillería cae sobre él, volándole la cabeza, al caer en seco disipa gran parte de la niebla, para rebelar que están rodeados por una enorme cantidad de enemigos, Deiniel coge una carabina que estaba en la maletera y Nasas se arma con su M60, y lentamente vuelven a desaparecer en el manto de polvo.

Esto se siente como estar dentro de una bola de hámster, dando vueltas de giroscopio sin un orden especifico, pero cayendo a gran velocidad desde dos mil metros de altura, a pesar de lo rápido que se elevaron, los rayos consiguieron impactarles, ahora el dragón tiene un ala congelada y Jhon lucha por reventar el hielo que cubre la boca de la majestuosa bestia. Es muy difícil mantener la conciencia a tal altura y más con esta velocidad, pero Jhonathan no se rinde, con su piqueta sigue arremetiendo contra el hielo hasta que abre un pequeño orificio ––¡Yepeto, Patuleco inhala! ––el dragón vuelve a respirar y quema los átomos de oxigeno que pasan por su boca para expulsar una lenta llama que consigue derretir todo el hielo de su trompa, acto seguido lanza una llamarada contra su ala paralizada, derrite el hielo, y de un segundo a otro vuelve a mantenerse fijo en el aire para que casi por sorpresa fuera atacado una vez más en vuelo. ––¡qué carajo!–– Wyverns, familia de los dragones pero más pequeños y ligeros, sin garras en las alas, solo patas traseras y una cola afilada como sus dientes, varios de ellos se intentan guindar al dragón pero este logra esquivar y achicharrar a varios en vuelo, otro más se acerca a toda velocidad, el dragón exhala y lo pulveriza, detrás de la cortina de humo otro aparece y consigue engancharse, intenta morder a Jhon pero este lo esquiva arrimándose a la derecha, al volverse nota que el Wyvern ataca con su cola obligando a Jhon a regresar a la izquierda, otra embestida, Jhon desenfunda la escopeta recortada y le atina en el ojo, el grito es desgarrador y el Wyvern se suelta, y antes de ser achicharrado por el dragón es desmembrado por el obús de un antiaéreo, lo mismo con otro, con el siguiente no, el dragón se defiende con fuego, luego es interceptado por una Anivia del tamaño del dragón, esta hunde sus garras en su vientre, el dragón hace lo mismo y clava sus dientes en el cuello del enorme ave, este se reúsa a rendirse, así que Jhon carga de nuevo su recortada y dispara dentro de la boca del enorme ave de hielo, seguidamente esta cae en picado al suelo.

Varios Wyverns, más pequeños y rápidos que las Anivias arremeten contra los helicópteros destruyéndolos uno por uno, son derribados por fuego antiaéreo, misiles tierra aire y feroces bolas de fuego controladas por los hábiles pirománticos, pero a pesar del esfuerzo humano todos los vehículos aéreos son finalmente eliminados, Requena observa indignado, se voltea, observa como un gigante de hielo le vuela la cabeza a un coloso de un martillazo, el coloso cae al suelo levantando más polvo, de repente todo esta oscuro, nadie sabe a dónde dispara o si le disparan a algo ––maldición ¿de donde salen tantos?–– escupe Requena cuando escucha un grito desgarrador, desenfunda el revolver de pulso y sale corriendo, el enemigo superó a la vanguardia y travesó las líneas defensivas, todo se va a la mierda y ahora hay nula visión, la desventaja más grande es que el enemigo lucha cuerpo a cuerpo y los humanos perdieron la distancia que los separaba de la muerte, al llegar al área del grito nota dos cadáveres y un tercer tipo atravesado por cuatro patas de un Drider, este último con una quinta pata apuñala a otra persona y con una sexta le corta la garganta al tipo que tenía atrapado en el suelo, Requena no lo piensa dos veces y abre fuego, el revolver de pulso es lo suficientemente fuerte como para atravesar la coraza de un tanque, el Drider cae al piso, Requena deja de correr y camina entre el mar de polvo, se escucha toda clase de ruidos pero nada cerca de él, sigue caminando y mata cualquier asítico que se abalance contra él, cuando de repente como si de un muerto viviente se tratase un Drider sale de la tierra y atrapa a Requena con sus manos Requena no lo piensa, dispara al piso y le vuela la cabeza, otro Drider lo embiste, Requena aunque confundido por el ritmo de los ataques sigue disparando, le vuela dos patas y luego el abdomen, su enemigo no consigue levantarse, al intentar darle el tiro de gracia es derribado por un Huargo que salta desde la oscuridad, Requena tira su arma para tomarlo del cuello y evitar que el canino cierre su mandíbula en el suyo, la cantidad de fuerza que está utilizando no es normal ––Para tu mala suerte estoy yendo al gimnasio, maldito–– Requena le escupe en la cara varias veces pero el lobo no para ––hijo… de puta–– Requena alza su cabeza y le muerde la nariz al Huargo antes de que este le pudiese morder, rueda sobre sí mismo, coge la pistola y le dispara en la cabeza, esta vez se ha salvado por poco pero esta lucha no acaba, sigue caminando hasta que se topa con el cadáver de un alto mando de las DRDR, toma su pistola de bengalas y dispara una bengala roja al aire, esta sobrepasa el manto de polvo y cubre un poco el cielo anunciando la retirada.

Puñalada tras puñalada, corte tras corte, luego de encarar a la magia oscura estos combates resultan fáciles, alrededor de Juán, se alza una montaña de cadáveres de todo tipo, de ellos surgen combatientes insistentes, Juán corta la cabeza de cada Asítico que no se decida parar, otro Huargo corriendo, carga y descarga una ráfaga de energía contra el lobo, lo parte en dos con su espada, baja la colina de cadáveres, entabla combate con otras dos personas abajo, primero esquiva, luego ataca, repite, mata, avanza, lentamente, la artillería continua, el polvo se sigue levantando, y sigue luchando, cuando de repente una enorme pata de lobo aterriza frente de él, los lobos gigantes son aproximadamente de la altura de un edificio de dos pisos, son rápidos y letales, unas muy buenas máquinas de destrucción masiva, Juán carga su arma una vez más y realiza un corte cargado de magia bendita, mutila al animal y este cae al suelo disipando la cortina de polvo.
Todo se vuelve claro de nuevo, para su sorpresa no se encuentra rodeado, la nieve está teñida de rojo, trepa el cuerpo del animal y para su sorpresa, a solo unos cuantos metros de distancia lo ve, un viejo amigo, Deivis, este también lo ve a él y deja de caminar, Juán clava su estoque en la cabeza del lobo, descarga energía y revienta su cráneo, saca el estoque y carga contra Deivis, este esquiva y devuelve el ataque, Juán también lo esquiva, Deivis clava el hacha en la tierra, libera magia y de un segundo a otro cristales de hielo surgen del hacha, Juán salta hacia atrás pero Deivis se abalanza contra él, el hacha pasa por la cabeza de Juán luego de agacharse, Juán da un saltito hacia delante e intenta cortar su pierna pero Deivis a pesar de su tamaño no es tan lento, con su mano libre descarga magia de hielo y congela el pie de Juán, este cae pero se libera rápidamente con el filo de su espada, con un potente giro de cadera lanza un nuevo ataque pero cuando se percata, la enorme hacha de hielo puro esta por reventar su cabeza, cambia de trayectoria y ambas armas chocan generando una onda expansiva, creando distancia entre ellos, una nueva descarga de artillería cae sobre el terreno y nuevamente se levanta el manto de polvo.

Juán tambalea mientras hace el máximo esfuerzo para abrirse paso entre el espeso aire, ni siquiera puede verse lo que tiene frente a su nariz, pareciera que el tiempo que lleva aquí fuese toda una eternidad, sus pies pesan a la vez que su alma, cuando le parece divisar algo, lento, al otro lado de la cortina, parece divisar una sombra, tal vez sea el contrincante, la sombra desaparece y trata de reencontrarla, y de un segundo a otro es atacado por la espalda y derribado, está desarmado, forcejeando para evitar que la enorme hoja no corte su cuello, lanza una patada y hace retroceder al asaltante, este contraataca, Juán esquiva la enorme guadaña por poco, mete su mano en la bolsa y saca una granada sónica, la detona cerca y ambos quedan aturdidos, la onda de choque despeja el espacio y es cuando logra ver a su agresor, era Raúl.
––¿Juán? –– Raúl esta perplejo.
––Bastardo–– Juán se enfurece más ––Donde mierda has estado estos cuatro meses, te dimos por muerto.
––Aquí, en donde más.
––¿Por qué no responde al radio?
––No tiene batería, se me acabó en la segunda semana
––¿Sabes que estamos en guerra no?
––Maldita sea, lo sé.
––¿Y qué haces aquí? Perdiendo el tiempo.
––¿Perdiendo el tiempo? –– Raúl empuña la guadaña con fuerza ––¿Que estás hablando tú de perder el tiempo? ¡Parece que se hubiesen olvidado!
––No nos olvidamos, solo que hay otros asuntos más importantes
––¿Cómo cuáles?
––Los ciudadanos, estoy seguro de que puede cuidarse solo.
––Si puede cuidarse solo ¿por qué no ha aparecido en estos seis meses?
––Llevaba dos meses cuando te fuiste, tal vez estas buscando donde no es, tal vez este a salvo en otra zona de la región, con esta niebla no se ve nada, ¿Cuánto tiempo llevas vagando en esta niebla?
––Lo suficiente para darme cuenta de que no está por aquí, está en el bosque.
––¿Cómo lo sabes?
––No hay otro sitio, y no puedo entrar allí solo, pero no podemos ir varios sin que se den cuenta
––¿Y entonces que planeas?
––Esperar.
–– ¿A qué?  ¿a perder la guerra?
––Esperar una oportunidad de entrar sin ser visto y encontrarlo
––Raúl no estas siendo co–––– Una repentina explosión los alza por el aire, caen al suelo, Juán queda inconsciente, pero Raúl aún puede dar pelea, frente a su cara un enorme minotauro con un martillo de hielo se alza y se acerca poco a poco.
Raúl esta consiente de que no puede luchar con Juán allí, tiene que sacarlo, le toma en brazos y sale corriendo, la criatura los sigue rápido, Raúl saca la pistola y dispara  a la cara del monstruo, el cabron persiste, y para sorpresa de Raúl, dos más entran en su campo de visión, los están rodeando, sigue corriendo con Juán en hombros pero no es suficiente uno logra colocarse frente de él, Raúl decide entablar combate, suelta a Juán y empuña su guadaña, corre hasta las piernas y corta los tendones, la criatura cae no después de soltar un enorme aullido y suelta el martillo, con un golpe de gracia clava la punta de la guadaña en el ojo de la criatura y la mata, pareció sencillo, pero para cuando se dio cuenta, alrededor de 20 estaban a su alrededor, fin del juego.

El Diacono lo sabe, todo acabara pronto.

Juán despierta, arropado por la tenue luz de una vela, todo se siente tan frio… el piso, las paredes, parecen de permafrost, frente a él está Raúl, sentado, pensativo, analiza el resto del área, una cama, un retrete, entonces lo sabe, están retenidos, están enjaulados.
––¿Raúl, que carajo paso?
––Discusión, Bum, y ahora aquí.
––¿Dónde es aquí?
––Su castillo, estoy seguro, como a diez niveles bajo tierra.
––Hace frio.
––Así es, ¿y vez esa vela? No es de fuego, amigo mío.
Juán se levanta y se acerca, lo nota ––Magia de Hielo…
Al lado de la reja hay un guardia dormido, bastante imponente, y con una enorme hacha de hielo a su costado.
––Parece que no hay escape.
––Por ahora–– Raúl se acerca lentamente, el guardia sigue dormido, susurra ––Tengo un plan, si Jhon está aquí saldré a buscarlo, y si no lo encuentro en el trayecto, iré a por ayuda, pero necesito que evites que el señor hielito se dé cuenta de mi ausencia.
––¿Cómo?
––Solo habla–– Raúl le muestra las llaves del calabozo, y prepara una pequeña figura frente a la vela, esta genera una sombra ––Con la sombra, parecerá que estoy frente a la vela, cuento contigo para que no se asome, solo se convincente, como siempre *guiño*.
Comparten miradas, asienten, Raúl abre la puerta lentamente y se marcha. Ahora le toca a Juán.
Raúl nota que la mayoría de pisos esta vacío, tal vez estén haciendo guardia en la entrada, hay cosas mucho más importantes que dos simples prisioneros, ––A pesar de que somos literalmente los generales enemigos–– encuentran un trozo de hielo lo suficientemente grande y punzante, se lo lleva. ––Te encontraré, Jhon.
Raúl se fue, ahora Juán siguiendo su plan, se sienta a la espera.
––Tu amigo es bastante ingenioso pero dudo que logre llegar a algún sitio.
La sangre de Juán se hace hielo, el guardia no estaba dormido, estaba esperando, pero mantiene la calma ––Si sabias lo que ocurría ¿porque no hiciste nada?
––No era necesario, no llegará lejos.
––No estés tan seguro, si se encuentra a tu jefe no dudara en matarlo, y lo hará.
El guardia se levanta y se acerca a la celda, encarando a Juán, su tamaño es imponente ––Soy Deivis, Rey de hielo, no puede matarme si estoy aquí abajo.
Maldicion, el general enemigo está justo frente de él ––… ¿Qué es lo que planeas?
Con una voz incómodamente tranquila responde ––Separarlos, fue sencillo.
––¿Y por qué no lo hiciste antes?
––Necesitaba que el más problemático se fuera con la seguridad de que estarías bien, la mejor forma de controlar a las bestias es proporcionándoles seguridad, ya no son un problema
––¿Por qué quieres cubrir todo con hielo? ¿Qué es lo que ganas con eso?
––Cumplir la voluntad de dios–– Deivis alza el hacha y suavemente congela la puerta de la celda.
––Ya veo…

Cuatro pisos más arriba Raúl sigue corriendo en busca de una salida, el castillo es enorme e imponente, se antoja a un laberinto helado capaz de desesperar a quien sea, pero con una voluntad fuerte sigue subiendo, no hay razón para detenerse, la salida está justo al frente de esta enorme sala de estatuas, cuando de repente gran cantidad de guardias y criaturas míticas aparecen, y le rodean, apuntándole con múltiples armas de hielo.
Aprieta los dientes con fuerza antes escupir en voz baja ––¿Entonces estoy rodeado?
Un soldado se acerca para atarlo, pero con un ágil movimiento Raúl le apuñala con el trozo de hielo que cargaba, al dar la orden todas las tropas comienzan a achicar el circulo que le rodea
––No me subestimen–– Raúl saca una picha de su bolsillo y la lanza, primero libera una descarga eléctrica paralizante para luego explotar, entre la confusión corre nuevamente hacia las escaleras y continua subiendo, la salida estaba abajo, pero ya no se puede regresar, hay que encontrar una alternativa.

Luego de unas dos horas el silencio se rompe
––¿Te gusta el kpop?
A Juán le extraña la pregunta, no entendía bajo que contexto pero responde sabiamente, como siempre ––Si, me gusta, ¿Cómo es que conoces el kpop?
––He estudiado algo de su cultura en lo poco que llevo aquí, he aprendido bastante y ciertas cosas lograron llamar mi atención.
Ambos estuvieron intercambiando palabras, luego frases más largas, y así hasta conseguir una conversación normal, sin miedo, al otro lado de la reja gélida, Juán comienza a pensar que este sujeto no puede ser tan malo como creían, pero las atrocidades que lleva a sus espaldas no se pueden pasar por alto, es el enviado de dios, enviado para matarnos.
––Te gustan muchas cosas de la cultura humana, pero te empeñas en destruirnos, ¿Cuál es el motivo?
––Todos llegamos al mundo con una tarea predefinida, con un destino, tenemos que cumplir con ello porque si no, dios se arrepentiría de permitirnos nacer.
––Entonces, hágase su voluntad ¿cierto?
––Hágase su voluntad.
––… yo opino, que no siempre debemos hacer lo que nos encomiendan, es decir, no hay que hacer nada que no nos gusta… a menos que te guste ver como todo lentamente muere.
––…–– Frio silencio.
––¿Disfrutas de ello?
––No.
––… A veces… yo opino que a veces nosotros somos los que debemos elegir nuestro propio destino, uno bueno.
––Dios Sergio nos dijo que la humanidad ha contaminado la tierra, y que es hora de purgarla una vez más, para que lo puro regrese y cubra al frio con su calidez, como mucho antes..
––Todos hemos cometido errores, sí, pero creo que deberían darnos el tiempo para redimirlos, pero para ello, si en verdad queremos enmendar nuestros errores, debemos acabar con las guerras, para que la paz nos permita perdonar, y perdonarnos.
––… tu ideología suena hermosa y sincera, la verdad si quisiera… quiero, disfrutar su cultura, pero es de suponer que ya es demasiado tarde.
––Nunca es demasiado tarde mientras exista el perdón, amigo helado.
––…
Repentinamente un pequeño Asítico entra corriendo al calabozo, parece muy agitado ––se- señor–– respira entrecortadamente, se nota que estuvo un largo rato corriendo ––señor… el.. prisionero esca… escapoo a la emboscada… subió… tiene a lucy.
––Lucy
El rey de hielo se levanta y avanza con ira ––No importa cuántos mueran, quiero a Lucy a salvo.
––¡¡NO!! –– Juán alza la voz –– no es necesario que nadie muera, llévame, de seguro podré hablar con él.
Deivis se detiene y le mira de reojo, con un aura de duda.
––Hay que poner fin a todas las guerras…–– suplica Juán
––… de acuerdo.

––Parece que tienes mucho valor perrita, desde que te puse esta cosa en el cuello nadie se ha atrevido a acercarse.
La habitación se asemeja a una enorme cúpula de cristal, el hielo es tan delgado que se puede ver el exterior, un cielo nublado bastante nostálgico, y con enormes pilares de hielo sosteniendo dicha cupula, finamente decorados con grabados, parece ser los aposentos de la que ahora es rehén del Altomando Militar, una quimera de aspecto muy humano pero con distintivos rasgos caninos, un buen ejemplo descriptivo seria el típico personaje de anime, su aspecto es dulce pero, ––sigues siendo otra criatura enviada del cielo a matarnos–– Bastante delicada, Raúl la tomo de rehén y desde entonces ninguna de las bestias al otro lado de la sala se han atrevido a dar un solo paso hacia delante, el trozo de hielo hace bastante presión sobre su cuello, Raúl esta determinado, quiere sobrevivir a toda costa.
Seguidamente entran Deivis y Juán a la sala, Deivis comienza a caminar de frente y con un aura espectral, con una voz muy baja y tranquila, habla ––Suéltala.
––Nop–– Raúl comienza a jalar del cabello de la quimera con más fuerza, Deivis se detiene en seco, en sus ojos se nota la ira, a pesar de ser fríos, arden con odio.
Juán da un paso al frente y alza la voz ––Raúl ya basta, hay que usar la cabeza, podemos llegar a un acuerdo.
––¿Juán? Tienes suerte de seguir vivo, ¿Qué coño haces allí?
––Estamos tratando de alcanzar la paz, pero tenemos que calmarnos un poco, no nos van a matar, tú con--
––¡Cállate!, siempre has sido un ingenuo manipulable, mira donde mierda estas parado, estas rodeado de una horda de enemigos, ¿crees que no te mataran? Somos los líderes del bando contrario, efectivos valiosos, en un dos contra cien.
––¿No crees que ya nos hubieran matado? Imbécil impulsivo.
––¿No ves que tengo un rehén importante?, imbécil, sé que crees que con el dialogo se puede resolver lo que sea, pero no siempre será la salida, solo míralos, son animales, ellos llegaron y comenzaron a matar a los nuestros sin piedad, sin sentido y sin motivo.
––… Estoy seguro de que puede haber una forma.
––Estas vivo por que te necesitan, te quieren para dialogar conmigo, son salvajes, son el enemigo y todos deben morir–– Raúl presiona el trozo de hielo con más fuerza ––Debes de entenderlo de una vez por todas, son ellos o nosotros, debes dejar de sentir piedad por los que no dudaran en matarte, aprovecha y escapa.
––…–– Juán no tiene nada que decir ya, Raúl es terco, no cambiará de opinión, en parte tiene razón, y en parte no, pero en estos momentos no puede pensar claramente, dentro de su jaula mental comienza a desesperarse.
Y Deivis también.
Pasan unos segundos de silencio y tensión total, y al primer gemido de dolor de Lucy, el Rey reacciona, con un fugaz movimiento descarga magia de su hacha, alzando un punzante pico de hielo desde el frio suelo directo a la garganta de su enemigo.
Pero Raúl es un soldado, y está dispuesto a dar la vida por sus principios, y en un todo o nada no solo su vida, también la de otros. Rápidamente mueve a su rehén a la trayectoria del pico, al darse cuenta de esto Deivis se detiene, pero ya es demasiado tarde, en una fracción de segundo, Raúl es bañado por la sangre de lo que yace muerto en sus brazos, Deivis cae.
Toda la horda comienza a movilizarse, Juán intenta escapar pero es atrapado, los escucha gritar, “morirán con dolor”, Raúl intenta correr pero entabla combate con un asítico bastante ágil, todos están listos para desatar el infierno dentro de la cúpula, pero Deivis una vez más usa su magia y les congela los pies a todos.
––¡¡¡YA BASTA!!! –– despacio, se levanta, se tambalea de frente y se deja caer junto al cuerpo de su amada amiga, su única familia. ––No más guerra…–– fue allí cuando lo entendió, Deivis también es inteligente, y no le costó entender que la batalla que estaba librando era una de sufrimiento, cada persona que muere, muere dejando atrás a la gente que quiere, lo entendió cuando su única familia yacía muerta frente de él, ahora son lagrimas las que brotan de sus ojos. ––No más sangre…

A través del polvo como un titán, surge la imponente figura de un semidiós, abalanzando el hacha sobre su rival, Juán salta hacia atrás pero rápidamente Deivis vuelve a arremeter, esta vez con un corte horizontal, Juán se agacha, pero el hacha frena en seco y corta diagonalmente, es un no parar de esquivar ataques, la determinación del adversario es increíble, Juán se pone en guardia una vez más pero divisa un nuevo ataque de frente, bloquea con Fiora y esta es mandada a volar, solo queda huir, entre el mar de cadáveres y de niebla se abre paso en busca de su espada, Juán llora, se siente frustrado, pero sigue adelante, cuando la encuentra vuelve a ponerse en guardia, esta vez no ve a su adversario, lo que si ve es como por su lateral izquierda una hilera de afilados picos salen del suelo hacia él, salta hacia delante, pero su pierna es cortada por el frio filo, grita de dolor, el hielo puro quema como el fuego, pero vuelve a levantarse, carga con magia, necesita vencer, ataca de frente a la silueta del enemigo, tres estoques directos al corazón.
Pero ninguno acierta, bloqueados como si nada por la hoja del enorme hacha, Deivis toma a Juán por el cuello, sería su fin de no ser porque un tanque cae del cielo y estalla al lado de nuestros combatientes, son lanzados con ferocidad, Deivis se levanta rápido pero Juán no, su pierna duele, su espada está cerca, a rastras la recoge pero su cuerpo ya no puede más, le cuesta respirar, el polvo se disipa una vez más y en el cielo, un enorme dragón rojo baja hasta ellos, recoge a Juán y se larga.
El dolor lo deja semiinconsciente, observa el campo de batalla desde las nubes, bengalas rojas cubren el terreno, los tanques de los enanos que llegaron como refuerzos son destruidos como madera a manos de los gigantes.
Perdimos la batalla.

Desde el suelo el Rey observa, conservando la calma y una mentalidad de acero, su presa se ha escapado por ahora pero no lograra esconderse, su alma es fría, no siente remordimiento, está determinado a recuperar lo que se ha perdido, se lo prometieron. Retoma la marcha hacia el sur, la guerra no ha terminado.

Los tres líderes se reúnen en la Command Table, el cielo esta nublado y todo a su alrededor yace cubierto por un ahora grueso manto de nieve, Juán esta exhausto, no puede expresar con palabras el sentimiento de angustia que yace dentro de él.
Jhonathan con cigarrillo en mano, observa el techo mientras busca en su mente algún tipo solución rápida a los problemas que les pesan.
Requena al otro lado de la mesa, cubierto de sangre coagulada, masajea sus sienes, pensando en si sus soldados seguirán con vida, o si ya todos han muerto. Se levanta y golpea la mesa.
––¿Intentas llamar la atención ahora? –– Jhonathan se molesta por el repentino golpe, que ahoga por unos segundos la atmosfera de inquietante calma.
––Esto no puede terminar así, tiene que haber una forma, una manera de remontar.
––No la hay–– Juán mira hacia el techo ––Le dimos con todo, y nos violaron.
––Tenemos que idear algún tipo de estrategia, que tal si usamos a Lil Peep--
––Patuleco–– Jhonathan interviene.
––Patuleco o Lil Peep, ¿cómo se llama por fin el dragón?
––Depende de mi estado de ánimo.
––Muy bien ¿y se puede saber en dónde está?
––Se fue.
––…. Como que se fue
––Se fue volando, ya volverá, en algún momento.
––Arrogante.
––Ingenuo.
––Cállense un maldito momento por favor, quiero relajarme algo–– Juán interrumpe.
––¿Cómo nos vamos a relajar?
––Y yo que voy a saber, me duelen los malditos huesos, estoy harto, quiero pensar en que los civiles evacuaron a tiempo, ahora solo nos queda escondernos a esperar a que pase la tormenta, esta vez no hay nada valioso que arrancarle a Deivis como hizo Raúl la última vez, pronto el castillo será invadido y nosotros discutiendo por un dragón
––No es cualquier dragón, Juán–– Jhonathan aspira de nuevo
––Es tu dragón, ¿pero qué podemos hacer si no luchar?
––No podemos dialogar… a pesar de alguna vez ser nuestro amigo, ahora nos intenta matar…––Requena se da cuenta de lo difícil que es la situación, a pesar de todas las caídas siempre lograron levantarse, juntos, pero esta vez no se tiene estrategia, no hay planes secretos, no hay tropas, no hay armas… el enemigo ataca directamente, y la cabeza enemiga avanza junto a sus hordas, si Juán no lo consiguió matar con su espada, es un rival poderoso puesto que el único capaz de usar magia es el joven ahora sentado a su izquierda sin saber qué hacer, ¿qué se le puede imponer a dios?
––Maldición.

Una hora de respiro, solo una hora, una hora que estuvo Deivis arrasando con la ciudadela, hasta llegar a la entrada del castillo, levanta su hacha al cielo y carga magia de alto poder, primero se ve un destello y de un segundo a otro todo el castillo y el resto de la ciudadela se cubre de hielo, con otro golpe fugaz destruye la entrada al castillo, comienza el último asalto a la capital.

––Bien, ¿ahora qué? mi culo se quedó pegado a la silla–– dice Requena mientras intenta separarse del hielo.
––Creo que nos llegó la hora–– Juán toma la espada
––Supongo que es hora de actuar–– Jhonathan apaga el cigarrillo.
––Hay que mantenerlo aquí el tiempo suficiente, que la gente pueda escapar, nuestra misión ya no es ganar, nuestra misión es luchar por nuestra gente, por lo menos que ellos logren vivir.
––Hasta que el cuerpo aguante.

La horda de Sergio se desplaza lentamente por el hall principal, los Driders caminan por los techos mientras que los Huargos analizan el terreno, atrás de ellos esta Deivis, que con paso firme se adentra al castillo, su objetivo se encuentra subiendo las escaleras, muy a lo alto.
––Carambanito frenético está en el hall, cambio–– anuncia Requena que se encuentra escondido arriba de las escaleras
––Entendido, inicien el protocolo inmolar-resistir–– contesta Juán en tono firme desde la Command Table.
––Iniciando–– Jhonathan activa un detonador dos pisos más arriba de Requena ––No volveremos a perder este castillo, si moriremos por lo menos nos lo llevamos con nosotros.
Acto seguido estalla el techo del hall principal, los Drider desequilibrados caen al suelo mientras ven como el primer piso se les viene encima a todos en la sala. Deivis rápidamente corta con el hacha un trozo de cemento que casi toca su cabeza, seguido crea una cúpula de hielo puro protegiéndolo de la lluvia de escombro.
Los pequeños han sido eliminados, pero Deivis y los gigantes de distintos tamaños siguen avanzando, toman las escaleras hasta el segundo  piso donde los espera Requena al otro lado de lo que sería el comedor principal del castillo.
––tiempo sin vernos Deivis, desearía que nuestras circunstancias fueran totalmente distintas, pero lamentablemente no es así.
––Palito…
Requena activa todas las torretas automáticas en el comedor, la lluvia de balas azota ferozmente a las criaturas, pero Deivis reacciona rápido y coge cobertura detrás de su hielo, las balas rebotan por todos lados, pinturas, jarrones, estatuas, cantidad de decoraciones con siglos de antigüedad, todo es destruido.
––Lo que estamos haciendo aquí no tiene nada de importancia, ni siquiera un quinto de tu ejército está en esta estructura, pero importa para nosotros, daremos toda la pelea que sea posible, hasta que el cuerpo…
De un segundo a otro toda la sala fue atravesada por picos de hielo, todas las torretas fueron destruidas de un segundo a otro, Deivis salta hacia Requena y arremete con su hacha, Requena esquiva y consigue escapar el impacto del poderoso placaje deja un cráter en la estructura y metralla por todos lados, el Bandido continua corriendo, esquiva una mini trampa, Deivis no, de un segundo a otro varias granadas cegadoras estallan.
––maldito. JHONATHAN INMO— y como un soplido un Zorro fantasma salta de la nada y derriba a Requena.
––¿Requena? Háblame, cambio––Jhonathan se impacienta está a punto de ir a por el cuándo la radio comienza a hablar.
––Permanece en tu sitio Jhon, Requena estará bien–– Juán habla firme, confía en que todos cumplirán su cometido.
––Pero Juán.
––Apégate al plan, el dará la orden.
Requena una vez más esta cara a cara contra un animal feroz, el Zorro Fantasma es más pequeño que el Huargo, pero a diferencia de este, el zorro es capaz de camuflarse como si portase algún dispositivo de invisibilidad, de allí su nombre, eso y que su pelaje blanco le asemeja mucho a algún fantasma que de buena gana decidió llevarte con él al cielo, o al infierno. Con su mano izquierda coge a la bestia del cuello y con la derecha saca su revolver de pulso pero para su infortunio su otro rival comienza a pasar el efecto de la cegadora, rápidamente dispara a la pared y acierta a uno de los explosivos, estalla y les manda a volar, ahora un muro de escombros separa al Rey del Bandido, este último se coloca en guardia pero la bestia vuelve a desaparecer, salta atrás de él y nuevamente es lanzado contra el suelo, su revolver cae cerca de la pared, lo que lo separa de su arma ahora es un cazador peligroso en cuatro patas, sabe que no puede huir sin ser perseguido, no le queda más remedio que luchar.
––He estado yendo al gym, maldito–– Rápidamente salta hacia el zorro, este lo esquiva y contraataca, requena es empujado contra la pared de escombros sometido ante la fuerza del animal mágico, acto seguido desde su izquierda, picos enormes de hielo comienzan a atravesar la pared, salta hacia su derecha dejando al zorro atrás, coge su arma y le dispara en el costado, luego en el cráneo.
––Jhonathan, inmolar.
Suspira de alivio ––voy voy––desde el cuarto piso Jhonathan activa un segundo detonador y todo el comedor es reducido a cenizas.
El castillo se empieza a desestabilizar.
Nuestros héroes corren hacia la Command Table.
––JUÁN COMO SIGUES DE LA PIERNA.
––Sigue sin funcionar.
––Pues tendrá que funcionar–– Requena toma a Juán y comienza a arrastrarlo al balcón
Jhonathan se adelanta a este ––¡¡¡Patuleco!!! ¡¡¡Patuleco retirada!!!
––Ten listo el temporizador Jhon–– Juán exclama ahogando el dolor, pero su plan de escape se irá a la mierda, Juán empuja a Requena hacia el balcón a la vez que se impulsa hacia atrás, en cuestión de microsegundos el suelo se corta y surge una enorme pared de hielo tan delgado que pudo haberlos cortado a la mitad, todo en muy rápidos segundos.
El Rey Sabio cae de espaldas sin poder levantarse, su pierna está congelada con magia, a su derecha esta su espada y a su izquierda, en la entrada un gigante con un enorme hacha se alza, vino a acabar con su cometido.
––¡¡Mierda, Juán!!, ¿Requena, estas bien? ––Jhonathan se sitúa al lado del Bandido.
––Sí, estoy entero, por poco, ¡Juán! ¿Estás bien?
––Sí.. –– Juán se detiene, el piso más allá de la pared de hielo comienza a ceder.
––Carajoción–– Jhonathan pierde el equilibrio y cae sobre Requena ––Ya vamos Para allá jua--––
De un segundo a otro el enorme dragón coge ambos y los saca del balcón ––mierda mierda mierda patuleco vueeeeeeeeeel–– no hay tiempo para hablar, el dragón maniobra agresivamente, está recibiendo ataques desde abajo para luego ser perseguido por una Anivia.
––maldición, Juán–– susurra Requena mientras el dragón se los lleva rápidamente al sur.

Miedo.
Hace frio.
Es lo único que puede pensar, miedo a morir, mientras se congela desde adentro, el dolor de su pierna se extiende hasta su cadera, parece que los minutos están contados, y la cuenta atrás comienza.
––Pero no moriré sin pelear–– Juán toma la espada y la usa para apoyarse, el dolor es infernal, pero solo le queda aguantar como un hombre, ha pasado por mucho como para perder aquí.
––No me volveré a acobardar… jamás––
Juán se pone en guardia, Deivis alza el hacha y sin dudarlo ataca de frente, Juán frena el ataque y la onda expansiva quiebra el hielo que antes lo separo de sus amigos, corte horizontal, corte vertical, estoque, intenta pero nada acierta, carga de energía, pero el hacha al estar hecha de magia bloquea todo con precisión, Juán se desgasta con cada movimiento, pero Deivis sigue recto y determinado, quiere acabar con esto rápido. Con el hacha de costado golpea a Juán y lo avienta al otro lado de la habitación, se estrella contra la pared y vuelve a quedar paralizado, no siente las extremidades inferiores, y la sangre sale de su boca. Con el mayor esfuerzo logra sentarse, tiene la mirada perdida, toca su sangre y se siente helada, ahora todo arde.

“Siempre has sido un ingenuo manipulable”

“Crees que con el dialogo se puede resolver lo que sea, pero no siempre será la salida”
                                                                                                                                                                  
“Son el enemigo y todos deben morir, debes de entenderlo de una vez por todas, son ellos…”

––“o nosotros”… pensaste así hasta el día de tu muerte, hermano. –– la espada se clava en el piso y una vez más la utiliza para levantarse. ––te extraño amigo mío, al final las almas a tu espalda te arrastraron al infierno… siempre habrá otra manera–– una vez más, en guardia.
Deivis arroja el hacha con fuerza, Juán salta y la esquiva, no siente las extremidades pero las mueve de todas maneras, recupera el hacha y se lanza de nuevo contra Juán, este se levanta y con un giro de cadera choca su espada contra el arma del oponente, esta vez no hubo onda expansiva, solo un chispazo, y Juán fue mandado a volar una vez más. De rodillas obliga a su voz a salir de su frio pecho. ––¿Por qué-- haces esto? Hermano--.
Deivis se detiene por un segundo, y sigue caminando.
––Hermano… ¿por qué? Lo haces, somos-- tus amigos.
Deivis sigue avanzando
––Por favor.
El hacha brilla, Juán rueda, de un segundo a otro el hacha se clava en el suelo con fuerza, el suéter de Juán es arrancado, lo esquivó por poco.
––Deivis, ya no.. Quiero.. –– La voz de Juán se ahoga, el dolor es insoportable ––ya no.. luchar… no-- quiero luchar…
Ataque tras ataque, esquivada tras esquivada, Juán cada vez se acerca más al destruido balcón.
––Deivis, soy tu amigo… cuando te condenaron yo-- yo te ayude a salir… recuer ¿recuerdas?.. luego de haberlo perdido todo, yo te di una segunda oportunidad… no digo que soy tu dios o algo así… te ayude a-- integrarte… conocist–– rueda, otro golpe con hacha ––conociste a Jhonathan, a Deiniel, por  por por por favor *cujun* *cujun * ––sus pulmones se congelan–– el kpop, el anime, los ratos de charla, ¿no recuerdas nada..? –– Otro ataque con hacha, nueva esquivada ––Por favor, dime la razón.
––Ella dijo que El me devolvería a Lucy, daré lo que sea por recuperar a mi familia.
––Creí que-- éramos familia–– Juán se vuelca al borde del balcón, está a punto de caer, comienza a llorar de la frustración. ––Deivis entiendo que deseas recuperar aquello que perdiste, pero no puedes vivir-- vivir pensando en lo que pudo ser, todos tenemos… tenemos cicatrices, todos hemos perdido, pero hay que seguir…  ade… A…. de… d.. –– al borde de la hipotermia, Juán ya no es capaz de mover su boca, si no lo mata el hacha lo hará el frio.
Deivis se sitúa al borde del abismo, al lado de su contrincante, alza su arma al aire para asestar el golpe de gracia, ya no tiene sentido seguir con esto.
––He.. he…. no..
“No más guerra”, como un flashback los recuerdos se abren en su mente, cuando se encontraba tirado en un calabozo sin nada por lo que vivir, y un sujeto, prácticamente un niño abrió la celda y le ofreció una mano para levantarse y seguir adelante.
––“no más sangre”… supongo que lo he olvidado–– lentamente baja el hacha y la sostiene con sus dos manos ––tengo muchos recuerdos buenos, cuando conocí a Lucy prácticamente era un recién nacido, nací como un asesino, y aun así me diste la oportunidad de vivir.
––Nunca----- es--- tarde--  el perdón--- migo hela- do.
––…
––ARRRRRRRRRRRGHHHHHHHH–– Juán exclama un grito de dolor por la dolorosa contracción de sus músculos causada por el repentino cambio de temperatura. La magia se ha ido.
––Supongo que solo he sido un egoísta… que merece el exilio al que se condenó hace mucho.
––Mientras exista el perdón… siempre podrás regresar, hermano…
––Ya hice suficiente–– acto seguido el Rey del Hielo se marcha, y el gélido manto del castillo comienza lentamente a derretirse.
––Gracias por dejarme vivir… maldito bastardo.
Y allí, a las orillas del balcón, nuestro héroe se desmaya.

Afuera de la ciudadela, el Diacono observa como el hielo del castillo se derrite, sin embargo continua guiando a la gente en su éxodo, pues sabe muy bien que esto está lejos de terminar.

––Así que… ¿este es el infierno del que tanto hablan?.... no tiene nada de especial solo huele a mierda… pero no se ve nada, aunque, siento muchas cosas raras… maldición huele mal, coño……… …….. …… ¡¡¡¡no aguanto mierda déjenme salir!!!!–– Abre los ojos y nota una luz, hace el esfuerzo pero sus brazos no se mueven ––estoy condenado a estar en el infierno entonces… ¿pero que hice?... ¿será por la venganza? ¿Por matar y hacer sufrir? Se lo merecía… pero se escuchan… ¿¿pajaritos en el infierno?? –– un último esfuerzo, su brazo derecho se libera y se abre paso hacia la luz, y como un muerto viviente, Deiniel se alza de entre el mar de cadáveres.
Se sienta y mira a su alrededor. “paja…” es lo único que puede pensar, a su alrededor solo hay un mar de cadáveres, animales muertos y partes del cuerpo cercenadas, maquinaria destruida y columnas de hielo. Al oeste más de lo mismo, y al este el sol se levanta en el horizonte. ––Cuanto… tiempo he estado aquí…––
Comienza a caminar entre los cadáveres, están tan acumulados que es imposible no pisarlos, el respeto tendrá que omitirse en esta ocasión, se arrodilla junto al cadáver de Nasas, lo levanta y sigue hacia el bosque.
Un metro de profundidad, su cuerpo no le da para seguir cavando, lamentablemente así quedara la tumba de su amiga, la entierra y regresa al campo de batalla, coge un escudo de hierro negro, revisa que su pistola aun funcione, parece que sí, se arrodilla ante la tumba de su amiga y procede a rezar para luego marcharse hacia el bosque.

“un enorme pico de hielo…” Deiniel describe en su mente lo que ve frente de él, de aproximadamente 10 metros de alto, es obvio que fue resultado de la magia helada, pero lo inquietante se haya a pies de este, un campo de muerte, cadáveres por doquier, resultado de una batalla, todos son criaturas enemigas semicongeladas, ¿qué es lo que está pasando? Para su sorpresa la capa de nieve alrededor del pico helado se mueve, poco a poco se va acercando, pues a estas alturas puede pasar lo que sea, su enorme sorpresa viene cuando reconoce al sujeto atravesado por el objeto punzante.
––¿Deivis?–– parece inédito, pero el rey de hielo, el jinete del apocalipsis, se encontraba semimuerto en la nieve, herido por su propia magia. ––Deivis… qu ¿Qué paso?
––No…. S…
––No hables…–– Deiniel no es estúpido, los recuerdos del día de ayer permanecen vivos en su cabeza, sabe quién fue el causante pero, no puede evitar apiadarse de su antiguo amigo.
––vol- -..verá…
––¿Que volverá?
––Perdón…
La conversación termina allí, un pequeño intercambio de palabras, fugaz, pero que de alguna manera le llena de determinación.

Y del deseo de vengarse.

“Ya no deseo paz”

   Hielo…
   En las profundidades del bosque Asítico el caballero Deiniel procede a pie en busca de su objetivo, hace meses que comenzó esta larga empresa y con dedicación a superado cada obstáculo que se le ha metido en medio. Cargando con la cruz de su pasado, de sus seres queridos, de su patrimonio y su pueblo, se adentró en el peligroso bosque armado con un escudo de Hierro Negro, tan caliente que al tacto es capaz de quemar la piel, y un hacha de Hielo Puro, cuyo poder tan intenso le calcinaba el brazo entero, reventando sus tendones y fundiendo sus músculos al arma, cobijado con un manto de cuero grueso para hacer frente al feroz viento que representaba el aliento salido de las fauces de los demonios que lo arrastrarían al infierno. Caía la noche pero la vegetación lo mantenía todo bien iluminado, la única diferencia es que mientras más le cubría la luna más se moría del frío, pero su determinación lo mantenía vivo, y con a cada paso que daba podía sentir más el peligro, y solo algo invadía su cabeza.
   Miedo.
   “Dios ya no está con nosotros, nos abandonó de nuevo, y esta vez nos quiere probar con toda su fuerza” ––Otra vez–– los recuerdos de aquella guerra arremetían fuertemente en su cabeza, pero rápidamente eran ahogados por sus traumas más recientes, vengarte no significa arreglar las cosas.
 “No por mí, pero vengaré a todos aquellos que me importan”
Perdido en sus recuerdos siguió de frente hasta que un pequeño sonido le hizo espabilar, el viento se escuchaba fuerte pero supo distinguir el crujido de una rama cerca suyo, ya era muy tarde, como si hubiesen despresurizado un avión en vuelo fue arrojado con tanta fuerza que voló varios metros hasta caer sobre la nieve tan dura como el concreto, perdió su escudo, y estaba débil, el intenso frio no le permitía moverse, ni con toda la tecnología térmica del mundo pudo evitar que penetrara en sus huesos, la inmensa figura se acercaba lentamente, con lentos movimientos sacó su pistola Vintage apodada Joel, pero esta estaba atascada con hielo, el gigante se acercaba más y más, con un fuerte golpe logró destrabarla y a continuación disparó, pero las balas no le hacían nada, con otro golpe fue mandado a volar una vez más para ser detenido esta vez por un árbol, ya no podía ver con claridad, con sus últimas fuerza se levantó y echó a andar hacia cualquier dirección con el fin de alejarse de la criatura, no podía morir allí, no después de tanto, resbaló por una colina y rodó hasta la base, fue allí cuando se dio cuenta de que no podría hacer nada, se hallaba congelado, golpeado, y rodeado por un ejército de gigantes, frente a una nueva reina de hielo.
 Frio…

Próximo Episodio: Calor

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