Episodio 1

Episodio 1: Rebelión


  Existe una orden llamada Hueco 7, una orden tan poderosa que permanece secreta, y cuyos miembros se van integrando entre periodos largos de tiempo, esta orden a prevalecido por tanto tiempo que logro convertirse en algo mucho más grande, los primeros 9 se alzaron y domaron las salvajes tierras de lo que hoy se conoce como Anaco. Deiniel, el señor del mar, Rey de lo virtual, fue proclamado líder y dueño de parte de las tierras sureñas, de las tierras del sureste, y parte del este. El Feto, el ultimo de su especie antes conocida como los Fetos, fueron una raza destructora y vengativa, aniquilada por las hazañas del Rey Palo, al ser el último de su clan pidió piedad, y fue tomado rehén de la orden, mas tarde perdonado por la Madre de Enanos, ahora declarado dueño de parte de las tierras del este y del noreste. Deivis, un ser enviado por el mismísimo Dios Sergio, como una voz para la raza asítica de Anaco, proclamado Rey de Hielo por el mismísimo Dios Sergio, ahora líder de los Asíticos, y voz de los Gigantes de Hielo, dueño de las tierras norte y noroeste. Grecia, Reina de los Asíticos, una raza de poca índole y bajo número, pero que persiste, gracias a sus reyes, Grecia fue un regalo de Dios Sergio para el Rey de Hielo, pero que fue mal recibido por este, dividiendo a los Asíticos en dos mitades, los fieles al viejo evangelio, y los creyentes al nuevo, esto desencadeno una guerra de cientos de años, la cual fue finalizada por el Rey Sabio al notar que la raza asítica fue disminuida hasta casi extinguirse, ahora conviven en paz, en tierras separadas pero en el mismo hogar, ahora Grecia es vigía de las tierras del oeste. Xavielys, conocida como Madre de Enanos pero sin un título oficial, señora del cielo y reina de lo virtual, ella junto a su casi hermano Deiniel comandaron el ejercito que gano la Guerra Virtual, ambos fueron condecorados y recompensados con el poder de las tierras del sur, Deiniel por su parte gobierna la zona pesquera de la costa, y Xavielys gobierna las tierras suroeste y parte del sur, siendo muy querida por los pueblos enanos que viven en los alrededores, el cariño que ellos tienen por ella, aun no siendo de su misma estatura, han hecho que fuera conocida como Madre de Enanos. ¿Pero quién controla el área central? El área central se formo para controlar las áreas exteriores, el centro es gobernado por los 4 miembros del Consejo Supremo, Jhonathan, conocido como Rey Flaco, es el encargado de administrar las diversas colonias alrededor de la Citadel, José, el Diacono Oscuro, nuestro gran sacerdote, es quien nos transmite la voz de Dios Sergio y la hace llegar hasta nosotros a través de su templo, Juán, El Rey Sabio, encargado de administrar Citadel, comida, agua, lo que sea y también las relaciones exteriores, y Raúl, El Alto Mando, antes conocido como el Rey Psicópata por el resto de la orden, pero fue apaciguado por Dios Sergio y encerrado en las catacumbas, es el líder militar, y permanece en silencio.
Todos ellos forman parte de lo que es la Orden del Hueco 7, y ahora serán los protagonistas de esta historia.

  Eran casi las doce del medio día cuando Juán decide sentarse en la Command Table, la mesa más importante de toda el territorio que cubre la orden, en ella se toman decisiones cruciales, se festejan los mejores festines y es considerado el trono del Consejo Supremo. Pasan casi 15 minutos cuando Jhonathan entra a la habitación. –¿Querías verme?– pregunto mientras se sentaba enfrentando a Juán. –Si, así es– respondió Juán –necesito que me informes.
–¿Informar que?
–Sobre la situación afuera de Citadel.
–¿Por dónde quieres que empiece?
–El Feto, las etnias menores primero.
–Las tierras del Feto están como siempre, tranquilas y desérticas, hay que recordar que es tierra de nadie, no hay mucho que hablar de una tierra árida devastada por la guerra, y mucho menos algo que hacer. Los pueblos llaneros que quedan allí no son la gran cosa.

  El Feto se encontraba en ruta para asegurarse de que todo fuera al pie de la letra en cada una de las granjas de su territorio, estos pueblos rurales suelen ser muy pacíficos, pero nadie tolera ver la cara de uno de los que contribuyeron a convertir sus tierras en desiertos, sus casas en ruinas, sus vivos a muertos. Hace no mucho tiempo se desató una guerra entre los Fetos y los humanos, quedando estos últimos como vencedores, pero dejando gran destrucción en el camino, llevando a la extinción de una raza, y a la disminución de la otra.

–Odio tener que estar en esta mierda cada semana… toda esta gente me odia– reclama Feto mientras está en su vehículo. –No todos te odian, nosotras no te odiamos– respondió una de sus amantes intentando apaciguarle. La raza de fetos no era conocida por su belleza, pero siempre fueron buenos amantes, no en el buen sentido amoroso de la raza humana, un feto era capaz de jugar con la mente de múltiples féminas hasta conquistarlas de forma casi mágica, llegando a tener múltiples amantes sin que estas se molesten, aun siendo humanas.

  Al llegar a la aldea fue recibido de forma no muy satisfactoria, nadie quiere a feto, la gente lo culpa por la muerte de sus parientes, y se comportan de forma hostil contra él. Feto se baja de su Explorer modificada para hablar con el líder de la aldea. –Miren, pero si es ese sucio bastardo de nuevo, ya estoy harta de verle la cara cada puta semana– decía una vieja sentada a un lado de su granja, junto a sus sobrinas. –¿Por qué la gente lo odia tanto?– le pregunto una de sus sobrinas –Si hasta es lindo.
–No te dejes engañar querida, ese cabrón es un perro, un mujeriego, solo te busca para usarte, si te descuidas caerás en sus juegos, como tu hay miles y el abusa de todas– responde la anciana con mucha amargura. En los humanos, la monogamia es muy respetada, gente que tiene varias parejas a la vez genera odio en muchos, sobre todo hacia él, que poseía 5 amantes distintas, de las cuales dos siempre viajan con él.

–Ya sabe a lo que vengo- le dijo Feto al jefe de la aldea.
–Claro que lo sé.
–Entonces resúmalo.
–Normal como siempre, en estas tierras no suceden muchas cosas.
–¿La producción? ¿y la comunidad?
–Igual que siempre, de maravilla, al menos no estamos como la gente del oeste.
–Si, así es, me despido.- Concluyo Feto antes de irse de vuelta a su vehículo.
Justo antes de entrar un niño le avienta un tomate, fúrico entra a la camioneta. –Estoy harto de estas personas.– dijo con voz grave.
–¿Pero ¿por qué te detestan tanto?– pregunto una de sus amantes.
–Esta gente me culpa por la última guerra que hubo, yo solamente era un niño cuando todo inicio, luego me capturaron, me obligaron a adorar a un dios falso y a suplicar piedad, ya lo verán, me vengare.
–¿Y cómo piensas vengarte querido?- Le pregunto su otra amante, que se encontraba conduciendo la camioneta.
–ya lo verán, algún día las cosas van a tener que cambiar… yo me asegurare de eso.

–¿Y qué hay de Deivis? El grandiosisimo Rey de Hielo, ¿alguna idea del paradero del semidiós?– Preguntó Juán a Jhonathan.
–No, aun sigue encerrado en su castillo, junto a todos los gigantes de hielo.
–Castillo Luna Nueva… siempre quise entrar allí. ¿Y que hay de las etnias salvajes?, ¿qué pasa con los humanos que vagan por las tierras heladas?
–Lamentablemente no podemos ejercer la administración en todo el norte, poca de la gente que queda allí son atendidos por nosotros, los hombres restantes prefieren vivir de lo que la naturaleza les da, y la mayoría de Asíticos que vivían allí emigraron al oeste, contribuyendo a la inestabilidad económica de la región.

  Muy al norte, en el sendero de dios, se halla un castillo, donde descansa el Rey de Hielo. Hace años antes de que el norte se cubriera de nieve, era un área tropical, al igual que el resto de las tierras, hasta que un día Dios Sergio trajo a un ser frío como el espacio, y tras él una horda de gigantes hechos de hielo, se fundieron en un castillo y trajeron el frío a las tierras sureñas de Anaco.

  Deivis se encontraba en su trono, reposando como siempre, esperando un nuevo amanecer, y un nuevo anochecer, y luego un nuevo amanecer, es lo único que ha hecho desde aquella guerra que arrebato lo que era más preciado para él, nunca entendió el por qué Dios Sergio le trajo tal pesadilla, ahora vive sentado en un trono sin ver la luz del día, esperando a que su fin llegue…
–Salones gigantes… muebles finamente decorados… una iluminación prodigiosa… tecnología avanzada… pero…– se dice Deivis así mismo preso en su melancolía.

–Ahora las cosas se ponen interesantes, háblame del oeste, ¿cómo le va a Grecia?- pregunta Juán con cierto grado de preocupación.
–Las cosas están más turbias que nunca, parece que la hija del frío no puede con la sobrepoblación y el hambre. El descuido de Deivis hizo que la mayor parte del norte fuera al oeste, ahora hay más bocas de las que se pueden alimentar, las trifulcas son cada vez mas seguidas, las unidades de contención ya no pueden… contener.

  Grecia se hallaba sentada en su trono, con miedo, escuchando los gritos, las voces de los desesperados intentando saquear el Torreón Lanza del Sol cuando su ayudante entra en la habitación.
–Buenas tardes mi reina.
–No me digas reina, sabes bien que en estas tierras nadie es rey.
–Discúlpeme, vengo a darle noticias de afuera.
–Lo sé, lo sé, siempre vienes a lo mismo.
–No se comporte de esa forma, sabe bien que si sale del castillo lo más probable es que la maten.
–Disculpe, es que estar encerrada aquí todos los días me tiene harta, quiero salir, explorar.
–La situación no está para que salga a explorar, y menos ahora.
–¿Qué está pasando?– pregunto Grecia al notar la voz de preocupación de su ayudante.
–Cuatro pueblos fueron saqueados hace una hora, totalmente vaciados, y no quiero saber que le ocurrió a su gente… pero lastimosamente así es.
–Todos los días al medio día siempre es igual, la gente que no sé de donde coño sigue saliendo viene y saquea los pueblos cercanos para tener un almuerzo decente.
–Lo sé, pero no es eso lo que me preocupa…
–¿Que está ocurriendo?
–Es la guardia de Citadel…
–¿Que ocurre con ella?
–Se están retirando.
A Grecia se le heló la sangre, el único apoyo que tenia para manejar las masas hambrientas se retiraba a los seguros muros de Citadel. –¿Qué? ¿Por qué?
–Tal parece que la situación se ha descontrolado demasiado, no van a seguir desperdiciando tiempo en tratar de controlar algo que ya está fuera de control.
–Carajo, si fuera yo la que estuviera al mando, las cosas serian diferentes.
–Seguramente, estoy de acuerdo en que usted ejercería mejor la administración.
–Yo también lo creo…

–Vamos con el sur, ¿qué hay de la “Madre de Enanos”?- pregunta Juán a su colega consejero.
–¿El área mas pacifica de Anaco? Esos enanos viven la vida perfecta, sinceramente es el mejor sitio para vacacionar.
–Esa raza es muy hostil, y Xavielys los tiene dóciles, ¿qué hay de ella por cierto?
–No se encuentra en la zona, creo que va a visitar a su “hermano”.

–¡Te amamos madre!- exclama un grupo de enanos al Cadilac CTS-V  cubierto de fibra de carbono que pasa de largo  –¡Buen viaje!–.
–Ahg, ya estoy harta de esas malditas hormigas– exclama Xavielys recostada en la parte trasera de su vehículo. –No saben lo difícil que es estar entre tanta gente pequeña, antes se sentía bien porque soy bajita y sentirme alta era genial pero ahora es incomodo.
–¿Solo por eso debería llamarlos malditos?– le pregunta su mayordomo que se encontraba al volante del vehículo.
–No solo eso, si no que, son demasiado aduladores, no reconocen mis fallas, solo las toman como… ahhhg, no sé, extraño estar con gente normal, ya la gente que vive en mi palacio actúa como ellos.
–Pues es entendible, usted los guió hacia la paz, la estabilidad social y económica, por eso es considerada una diosa, incluso la admiran por haber encontrado el perdón en El Feto.
–Como sea, ¿ya sabes en donde está ubicado Onii-chan?
–Según su secretario se encuentra supervisando el astillero pesquero de la costa sureste.
–Quiere decir que este viaje será largo, ¿cuánto falta para entrar en el Área Sur-Este?
–Exactamente nada, ya entramos en territorio de su colega.
–Ha pasado gran tiempo desde la última vez que vi a Onii-chan, estaré feliz de verlo.

–Bien, ya casi acabamos, ahora háblame de Deiniel, ¿cómo va nuestra principal fuente de comida?– Le pregunta Juán a Jhonathan con severidad, la comida es algo muy importante, se obtiene de tres zonas, la zona del Feto y las zonas sureñas, la principal fuente de comida es la pesca, la cual solo se efectúa en donde hay agua, el área sureste de la cual se encarga Deiniel, por ello es conocido como señor del mar.
–Perfecto como siempre, claro, de vez en cuando hay gente matándose, pero es lo que se espera de una región pesquera llena del típico estereotipo de marineros ebrios.
–¿Cómo va la pesca?
–En su apogeo.
–¿Y Deiniel?
–No lo sé, la última vez que se le vio estaba en un Astillero de la zona este, otros dicen que paso al sureste pero no se ah confirmado.
–El siempre paseando, asegurándose de que todo vaya bien.

  Eran casi la 1pm cuando Deiniel se dirigía al centro de la zona, había visitado varias ciudades para asegurarse de que todo valla en orden. Estaba solo en su Ford Mustang año 2084, el acostumbraba a manejar solo por sus tierras, ya había revisado cerca de catorce astilleros y puertos cuando decide regresar a su mansión. –Mejor compro el almuerzo– se dijo al pasar cerca de un centro comercial. Fue solo cuando al bajar del coche escucha una voz familiar. –ONIII-CHAAAN– grita Xavielys desde la segunda planta del edificio. Deiniel esboza una alegre sonrisa al ver a su gran amiga en ese lugar.
–Xavielys, ¿qué haces por aquí?
–Vine a visitarte como de costumbre.
–Pero digo, en el centro comercial, generalmente vas directo a mi mansión.
–Generalmente estas esperándome, escuche que te encontrabas en uno de los astilleros surestes, así que decidimos ir hacia allá, y claro pase a comprarme una galleta de coco, sabes que amo el coco y daría mi vida por el coco, y la guayaba.
–¿Decidimos?
–Claro, sabes bien que no vine sola.
–¿Dónde está tu mayordomo?
–Pues cuidando el vehículo.
–¿El Cadilac o el Mercedes?
–Cadilac, hoy quise tomármelo con calmita.
–Acompáñame a comprar el almuerzo– le dice Deiniel mientras camina hasta el Arturo’s más cercano –Tu mayordomo puede esperar–.

  Centro comercial Villanueva fue fundado por Deiniel y Juán, quienes lo construyeron sobre un antiguo cráter ocasionado por las pruebas nucleares ejecutada por Raúl hace décadas. Un centro comercial muy brillante y hermoso construido sobre un pasado triste, es una de las joyas más queridas de Anaco. Deiniel se compro un pollo frito y se sentó a conversar con Xavielys, quienes rápidamente fueron rodeados por fanáticos.
–Gente por favor, déjenme respirar… o comer– le dice Deiniel a la gente con una agradable sonrisa mientras esta se retira lentamente.
–¿Has oído sobre cómo van las cosas en el oeste?– le pregunta Xavielys mientras se come su ensalada de guayaba con coco.
–Sí, si eh escuchado, está en la santa mierda.
–Pobre Grecia, me pregunto cómo estará manejando la situación.
–Ya ves como la está manejando, las cosas no pueden ir peor.
–Sí pero no es culpa de ella, ella no causa esa sobrepoblación que genera hambre, por lo que se sabe esta atrincherada en su torreón, y ahora que Citadel ordenó retirar las tropas de contención…
–No me sorprendería si estuviera muerta.
–Si…
–Extraño reunirnos, todos, en familia.
–Si yo también pero mira como están las cosas, Deivis aislado, Grecia presa en su propia casa…
–Raúl vuelto loco, encerrado en las catacumbas…
–Y José, se dice que mas nunca ah salido de la Catedral desde que Dios Sergio perdono a Raúl.
–Sí, y Juán y Jhonathan, creo que son los únicos que se ven además de nosotros.
–Como han cambiado las cosas...– Fueron las últimas palabras que dijo Xavielys antes de marcharse de aquel centro comercial, su mayordomo moría de hambre y ella también, los tres fueron en caravana de vuelta a la Love Red Manssion.

–Bien creo que es todo por hoy, ya puedes retirarte– Juán se encarga de la administración de Citadel, una ciudad llena de industrias manufactureras entre otras, tenía que diagnosticar el buen funcionamiento de las fábricas de gasolina, energía plasma, electricidad, agua, mercados, etc, y ya se le había hecho tarde.
–Aun no– Responde Jhonathan –Quiero saber que tal esta la situación en Citadel.
–Muy bien como siempre, pero dejará de estarlo si no continúo con las tareas diarias, y ya se fueron dos horas de mi tiempo.

  Juán abandonó la habitación y se dirigió a la Catedral Blood Raven para la última consulta del día. Esta Catedral fue construida por el mismísimo Dios Sergio y nombrada por el Diacono Oscuro, José, este vive en la catedral, rezando día y noche, esperando alguna respuesta de Dios Sergio, cualquier acción de los dioses debe ser informada inmediatamente al Consejo Supremo, y él era el vigía.
La Catedral Blood Raven es el único edificio en todo Anaco hecho en su totalidad de oro puro, los asientos, las puertas, paredes, lámparas, todo hecho de oro, y los pasillos tan largos que toda la citadel podría reunirse bajo ella y rezar por el mismo dios, ubicada bajo Castle Brotherhood, literalmente aparecida de la nada.
Juán entró a la nave principal en donde se encontraba el altar, y a sus pies, José. –¿Noticias del cielo?– Fue la primera pregunta que le hizo al Diacono Oscuro.
–Noticias, sí que hay noticias, Dios Sergio me ah dado una gran noticia.
–¿Tengo que preguntarte cual es?- fue la segunda pregunta que hizo.
–Me gustaría que lo hicieras, así sería más dramático, pero por la expresión de tu rostro veo que no estás para tonterías, pero créeme cuando te digo que lo que viene no es ninguna tontería, ¿Cómo siguen las cosas en el oeste?
–De mal en peor, me he rendido con esa zona, acabo de retirar las tropas de contención de allí antes de que hayan más muertos de Citadel.
–Parece que las turbas son cada vez más feroces, comprendo lo que has hecho, quieres salvar vidas de Citadel, pero eso hará que más vidas del oeste se pierdan, adelantando lo inevitable.
–¿Y qué si se adelanta lo inevitable?, tú mismo lo dijiste, es inevitable, pronto ellos caerán por su propia mano.
–lastimosamente no es a eso a lo que me refería con lo inevitable. Juán, haz gobernado como un verdadero rey, por algo te llaman el Rey Sabio, ejerciste apropiadamente la administración durante cuarenta años, las tierras han permanecido pacificas durante todo este tiempo, y aunque el oeste se ha salido del control, eso no quiere decir que las demás regiones estén igual, siguen igual de bien.
–¿A dónde quieres llegar con todo esto?– fue la cuarta y última pregunta que hizo Juán al Diacono antes de retirarse por donde vino.
–Dios Sergio planea purgar estas tierras, y no hay nada que pueda parar a un dios.
–…
–Buenas tardes mi Lord, si me disculpa seguiré rezando por nuestro futuro.

  Juán decidió retirarse sin hacer más preguntas, entender al diacono era una tarea difícil, pero entender a dios era una aun mas difícil, Juán no iba a dar más preguntas, “Dios Sergio planea Purgar estas tierras”, esas palabras son muy preocupantes, todo por lo que ha luchado se desvanecerá por obra divina y no hay nada que pudiera hacer, y como dice el diacono: “No hay nada que pueda parar a un Dios”.

  Eran cerca de las 5pm, El ayudante de Grecia se encontraba corriendo a través de los abundantes pasillos del torreón mientras le grita a la guardia que se presenten en la puerta principal. Minutos antes la puerta principal del torreón fue destrozada a raíz de una explosión, seguida de muchas otras alrededor de la zona, los Asíticos se estaban revelando contra la reina, una turba furiosa entró directo por la puerta principal arrasando con la guardia real, pero no era el único sitio por el cual entraban. El ayudante corrió como nunca hasta el ascensor para darse cuenta de que estaba inutilizado, las explosiones habían dañado el sistema que lo compone, tendría que llegar a la sala del trono por las escaleras. Abandonó el ascensor y se dirigió hacia el pasillo norte cuando fue emboscado por una turba de Asíticos armados con katanas y ballestas, fue muy rápido y se deslizo tras una pared para evitar el fuego de las ballestas, cambió de rumbo hasta el pasillo oeste, la situación estaba peor de lo que pensaba.

  Subió las escaleras de una de las torres laterales, por una ventana divisó las múltiples catapultas lanzando piedras contra el torreón, una de ellas impactó la torre donde se encontraba, no le quedó otra opción que subir por fuera del torreón. El Torreon Lanza del Sol se encuentra sobre un risco muy alto, una caída supondría no solo la muerte, sino que tus partes se desintegrarían o saldrían disparadas a los alrededores, pero no era eso lo que le abrumaba, mientras miraba las catapultas arremeter contra el torreón solo podía preguntarse una cosa: ¿Por qué Grecia no dispara los cañones de plasma sobre los atacantes?

  Al llegar a lo alto de la torre principal pudo observar por la ventana a Grecia sentada en su trono, esperando, como si nada del exterior le afectara. Rápidamente quebró el cristal y atravesó la ventana. –Mi lady, la situación esta fue…–. Esas fueron las últimas palabras que salieron de su boca antes de que una flecha le atravesara la cabeza.

  Grecia se había rendido, sabía que si arremetía contra ellos, las cosas se pondrían hasta peor, por eso se quedo sentada, observando y después, viendo a su amigo más leal morir frente a ella, esperando que la mataran también, pero no la mataron, en su lugar los infiltrados se arrodillaron.
–Muy buenas tardes mi lady, hemos venido a charlar– habló el que parecía ser el cabeza de la operación.
–¿Charlar?– Grecia parecida confundida –¿Si vienen a charlar por que invaden mi hogar?, ¿Por qué no solo piden una audiencia con mi persona?– pasó de estar confundida a furiosa.
–Verá, esto no es cuestión de una audiencia, lo que esta presenciando es el inicio de un golpe de estado.
–Si quieres hacer un golpe de estado, invade Citadel.
–Ambos sabemos que no nos dejan entrar a Citadel, además, necesitamos una buena base de operaciones.
–¿Pero por qué no simplemente me matan?
–Porque usted es de gran valor para nosotros, no todo el pueblo la odia, odian a Citadel pero no a usted, obviamente si nosotros nos alzamos con el poder, la mitad de la región arremeterá contra nosotros, será una lucha perdida ya que tras de ellos vendrá Citadel. Pero si usted se uniera a nosotros tendremos el apoyo de todo el oeste, tendremos la fuerza suficiente para invadir Citadel.
–¿Quieres que me una a ustedes?
–No solamente eso, queremos que nos guíe, usted nos traerá la fuerza y la voluntad, traerá la simpatía de nuestro pueblo, y si fuera Reina, ejercería la administración como se debe, y nos liberaría del hambre.
–Eso mandaría a mucha gente inocente a la muerte, ¿crees que es así de sencillo?
–Al contrario, para llegar a la paz hay que hacer sacrificios, y sabemos que aquí no hay paz, ¿nos ayudará a alcanzarla?
–¿Y si me niego a participar en este acto de conquista?
–La mataremos y una de las dos mitades del oeste desaparecería. Entonces, ¿está o no con nosotros? ¿Nos guiara a la victoria?
–… Si, si lo haré, desde mi puesto eh tratado de alcanzar la paz, pero dependía únicamente de Citadel para alcanzarla y nunca lo conseguí, ahora habrá guerra por paz.
–Así me gusta, prepare a la guardia real, la propaganda, todo. Atacaremos cuando se haga de noche. ¡Viva la Vigía del Oeste!

“¡Vigía del Oeste!” gritaron al unísono todas las personas que se encontraban en la sala, el cambio se acerca.

  Xavielys y Deiniel se encontraban en la Love Red Manssion, el reloj marcaba las 6pm y el sol se estaba ocultando en el horizonte. Ambos se encontraban cenando cuando un enano entra al comedor.
–¡Madre!– grita el enano –noticias de central.
Xavielys toma el ipad de su colega y comienza a leer solo para cambiar su sonrisa en una mueca de preocupación. –Los Enanos son buenos espías, esto dice que ocurrió un golpe de estado en el oeste.
–Mierda– Responde Deiniel –¿Como esta Grecia?
–No lo sé, pero esto dice que la guardia del torreón y un cuarto del oeste se dirige a Citadel y no creo que quieran tener charlas pacifistas, Debemos alertar a Juán o a Jhonathan.
–No podemos, Juán aisló la red de comunicaciones de Citadel, creo que sospechaba sobre algún virus filtrado.
–Entonces debemos ir a Citadel ya.– Finalizó Xavielys antes de levantarse de la mesa y salir de la habitación.
–Usemos mi Ferrari, es más rápido.– Dice Deiniel guiándola hacia la cochera.

  El Feto se encontraba con sus cuatro amantes en los aposentos reales del Chateau Mist of the North-East. Un nombre que suena largo y exagerado, pero en realidad se apega a su realidad, su nombre es debido a que la colina donde se ubica está totalmente cubierta por una densa niebla que evita ver la base de la estructura. Los aposentos reales se encuentran en la cima del chateau, sobre la espesa niebla, desde ese lugar se puede observar gran parte del territorio de Anaco. El Feto se acercó a su ventana cuando empezó a notar destellos a lo lejos, era el Torreón Lanza del Sol, que al igual que el chateau se alzaba hacia el cielo, por lo que era fácil divisarlo, pero este tenía un aspecto distinto, se estaba incendiando. –¿qué está pasando?

  Las tropas de Grecia se encontraban en la frontera del área central, al frente armados con katanas y escudos, y atrás con ballestas y rifles de pulso se preparaban para cruzar el Acantilado Alexandria, el gran agujero que separa Citadel de los alrededores, generalmente utilizado para deshacerse de la basura de Anaco, allí es arrojada eh incendiada, lo bueno es que esta tiene un sistema de ventilación creado por Juan evitando que el mal olor llegue a los pueblos.

–¿Entonces?– pregunta Grecia al líder militar –¿Cuál es el plan?
–Atacaremos con todo, arremeteremos con fuerza a las Afueras de Citadel, arrasaremos con los hogares, dispararemos a las fuerzas de contención, cualquier obstáculo que se meta entre nosotros y la ciudadela será destruido, una vez estemos dentro de Citadel, ejecutaremos el mismo plan hasta llegar al salón principal, y allí hacernos con la Command Table.
–¿Qué?- Grecia se queda desconcertada con tal simple y horrible plan.– morirá gran cantidad de inocentes.
–Son esos inocentes, o toda nuestra gente, y sobre todo su vida.
Grecia se encontraba en una mala situación, si moría no podría llevar a su gente a la gloria, pero si vive, contribuirá en un acto genocida. –A veces hay que hacer sacrificios… vamos por todo.

  Juán se encontraba calculando el costo de mantenimiento de las ventilas sur del Acantilado Alexandria cuando Xavielys y Deiniel irrumpen forzosamente en la habitación.
–¡Juán, algo está pasando– Grita Xavielys mientras es detenida por los guardias.
–¿Se puede saber qué coño hacen aquí sin previo aviso?– Juán se encontraba enojado puesto que le hicieron perder las cuentas –Suéltala– le dice al guardia que sujeta a Xavielys
–Es Grecia, hubo un golpe de estado en el oeste.
–¿Qué cosa? ¿Cómo esta Grecia?
–No sabemos, pero un pequeño ejército se dirige hacia Citadel, llegamos lo más rápido que—
Xavielys no pudo terminar la frase, una explosión la interrumpió y por la ventana a lo lejos, se observaba una columna de fuego, alzándose sobre la puerta oeste.
–Mierda.

  La batalla se intensifica, edificios cayendo, soldados con ballestas y katanas luchando contra las Fuerzas de Contención, estas armadas con redes eléctricas, tasers, látigos, pero nada frenaba a los rebeldes, tras las fuerzas de contención se encontraba la Protección Civil, mandada desde Citadel para calmar las aguas, glocks17, ak-47, porras eléctricas, pero nada puede parar el camino de destrucción que generaban los rebeldes, cerca de 20 viviendas fueron destrozadas en el camino, luego toco el enfrentamiento con la Guardia Real.

  Gas lacrimógeno, Granadas de Humo, Bombas antigravedad, Fusiles de plasma, LMGs, Nada puede parar esta ola de furia que poco a poco dominaba Citadel. Grecia conocía muy bien la realidad, sabía que si llegaba hasta el final, seria declarada reina, pero ella no era estúpida, no quería ser conocida por tomar Citadel a la fuerza por malos medios, eso no es honorable, cuando lanzaron la ultima granada de humo aprovecho para escabullirse y tomar el camino de regreso. Esta era una batalla que no quería luchar, y que tampoco deseaba ganar.

–¿Como está la situación afuera?– Le pregunta a Jhonathan el pobre Juán, desesperado por hacer algo.
–De mal en peor amigo, nuestras fuerzas militarse no pueden frenar su avance, nos superan en número.
–Envía a la Guardia Real.
–Ya la envié, nada, necesitamos de una estrategia militar competente y nosotros no servimos para eso.
–Se de alguien que si…
–No hablas en serio.
–Es el o Citadel…

  Las Catacumbas, una red de túneles que se extiende por todos los niveles subterráneos de Citadel, mucho mas abajo que las alcantarillas, más profundo que el Acantilado Alexandria, allí descansan millones de almas humanas, traídas allí por las masacres causadas por el Rey Psicópata: pruebas de armamento avanzado, holocaustos nucleares, genocidios raciales… debido a la cantidad de muertos Citadel se vio obligada a convertirse en un cementerio gigante ya que los típicos usados para enterrar a los muertos multiplicarían sus tamaños de forma exagerada. En el centro de este laberinto se encuentra una nave gigantesca que es utilizada como entrada y como cárcel, forrada de esqueletos, agua y cadenas. Juán se encontraba bajando por el ascensor principal el cual solo es accesible desde la Command Table, bajó solo, Jhonathan debía asegurarse de que las cosas no se salieran del control total, caminó hasta una especie de cúpula. Al llegar a ella ingresó una clave que solo el consejo conoce, al ser ingresada un extraño fluido azul derivado del plasma comienza rodear la cúpula en diversas líneas casi formando un mapa aleatorio, el fluido es antigravitatorio, por lo que al cubrir la cúpula de oro y roca la hace levantarse lentamente hasta tomar buena altura. Bajo la cúpula se encontraba encadenado al suelo el hombre cuya cordura se fue consumiendo con el pasar de los años.
–Raúl, necesito tu ayuda.– le dijo Juán con la inseguridad más grande de toda su vida. Raúl es el Alto Mando militar de Citadel ya que es el único que conoce buenas estrategias militares insuperables por cualquier otro.
–¿Que pasa Juán?, ¿no me extrañaron?, solo vienes a pedirme ayuda… ¿qué pasa?– Raúl siempre tenía esa actitud calmada, que llenaba de inquietud a cualquiera.
–Están atacando citadel, no sé qué hacer para defenderla, imagino que tu sí.
–oh, claro que sí.
–Te liberare, pero espero no cometas alguna estupidez, yo también se usar un arma.- Juán cargaba con una escopeta iónica y una Glock18, no es tan estúpido como para visitar a un veterano de guerra preso y hacerlo completamente desarmado.

  Durante el camino de subida Juán le explica a Raúl que es lo que está sucediendo.
–Bien, comprendo– Le contesta Raúl –Pero primero necesito que me devuelvas los privilegios de Alto Mando, quiero controlar a mis fuerzas para saber lo que haré.
–Está bien, total, para eso es que te traigo.

  Juan toma el micrófono principal de la Command Table y lo conecta al sistema de audio de toda Citadel, y recita lo siguiente: “Atención a todo el personal militar de Citadel, vuelven a estar bajo el control del Alto Mando Militar y miembro del Consejo Supremo Raúl, a partir de ahora harán caso a su juramento y obedecerán sus ordenes”. Las palabras resuenan como un eco por toda Citadel, desde los niveles superiores hasta los inferiores, la ciudadela se llena de un repentino miedo al saber que Raúl se encuentra en libertad una vez más.

–Llamando desde central, ¿me extrañaron? Quiero a dos helicópteros Biohook con “Q” despegando en este momento.– Dice Raúl contactando por radio a los hangares principales.
–¿Que estas planeando?– le pregunta Juan, después de todo lo que ha pasado no se sabe muy bien en que se puede confiar de Raúl.
–Juan, por cómo me has descrito la situación, la cosa ya está fuera de todo nuestro control, si no hacemos algo inmediatamente esa turba de herejes llegará a Citadel, luego de eso hasta aquí, y se terminó, ¿comprendes?, necesitamos recurrir a una solución rápida, y yo haré eso, recurrir a una solución no solo rápida si no también sencilla y poco costosa.
–¿De qué estás hablando?
–Suelten el gas mostaza.– Dice Raúl por radio cuando nota que los helicópteros sobrevuelan la zona de conflicto.
–¿Qué?, ¡NO!
Juan corre hasta donde se encuentra Raúl y le arrebata el Radio –Cancelen la orden, repito cancelen la orden, no lancen gas.
–Lo lamento señor, pero nuestro juramento indica que solo obedecemos las órdenes de Raúl.
–Maldita sea, dice Juan arrojando el radio con furia.
–¿Qué pasa? Creí que querías que esto acabara ya.
–Dile a tus hombres que cancelen el ataque de gas.
–No haré tal cosa, hay que hacer lo que se necesite para que Citadel siga bajo nuestro control.
–No ocasionando otro de tus famosos actos genocidas.
–Es eso o Citadel.

  Esas palabras enloquecieron a Juan, estaba tan preocupado en que no cayera aquello por lo que tanto luchó, que no se dio cuenta que estaba a punto de llevarlo a su destrucción. Los helicópteros sobrevolaban la zona soltando tanque tras tanque. Al llegar al suelo estos estallaron, formando nubes densas del gas mostaza utilizado en la primera guerra mundial, “sencilla y poco costosa”, así fue descrita por el Alto Mando.

  En el suelo mas atrás se hallaban cuerpos mutilados y ensangrentados producto de aquella masacre ocasionada por la gente del oeste, y más adelante se encontraba la gente que aun seguía con vida, tanto del oeste como de citadel, ahogándose, llorando, suplicando, desando morir rápido, en algo que parecía una eterna agonía mientras se asfixiaban en esa espesa neblina, una masacre que termino con más de 5000 muertos, el oeste de Citadel se había convertido en un campo de concentración.

Al día siguiente…

–¡¿Pero que puta mierda paso allí?!– Exclama Grecia al ver la televisión. Estaban narrando los sucesos de la noche anterior, después de que Grecia abandonara el campo de batalla. “homicidio masivo” “genocidio en Citadel” “nube de muerte”. Eran los diversos títulos que se observaban en aquel aparato LCD en el cual observaba atónita. –¿Cómo es posible que traten así a su gente? ¡¿Qué coño le pasa a Juan?!
–Bueno señora, parece que es el momento perfecto para actuar– le dice el líder de los golpistas que logró escapar del holocausto, se hallaba en la misma habitación que ella puesto que fue él quien le mostró tales hazañas. –ahora que la gente ah visto lo que es capaz de hacer el conejo para proteger su preciada ciudadela, tendremos más personas unidas a nuestra causa, solo piénselo, ahora tenemos muchos más aliados para acabar con Citadel y lo que podría ser un nuevo régimen de terror.
–Guardia, llévenlo a una celda y preparen la horca.
–¿Qué?
–Es hora de que pague por sus crímenes.
La guardia real se llevo al hombre hasta una celda sucia y oscura, Grecia no era tan olvidadiza como se piensa, su rencor es casi igual de peligroso como una espada de plasma, desde el inicio se aseguraría de que ese hombre pague, y ahora a Citadel tiene cuentas pendientes.

–No puedo creer que hallas hecho tal cosa, ahora todos estarán en nuestra contra, en MI contra, no puedo tolerar esto, y aunque te haga pagar por esta mierda, igual estoy condenado.– Juan se encontraba en una situación de estrés extremo, el mundo se estaba poniendo de cabeza, las cosas ya no son tan fáciles, parece que ha dado su primer paso en falso.
–Creo que tengo la solución a eso– responde Raúl.
–¿Y cual sería esa estúpida solución? ¿Estallar una bomba atómica en el centro de la ciudadela?
–No necesariamente jeje, proclámame rey.
–Ahora si te fundiste.
–Rey, presidente, líder, como sea, solo hazlo, seguirás dando las ordenes, pero la gente me echará la culpa a mí.
–Creo que no te entiendo, dices que si te hago “rey” ¿ellos te verán a ti como el causante de esa masacre?
–Claro, hazlo secretamente y da la noticia luego, yo solo seré como por decir la pantalla, pero tu continuaras la administración en secreto.
Juan estaba muy desesperado, él generalmente es un hombre inteligente, un político nato, pero ese descontrol por el que paso anoche lo tenía al límite, no podía pensar con claridad, por lo que para él esa sería su mejor carta, pero en realidad seria su segundo paso en falso.

–Ya debo de haberme vuelto loca.– Grecia ya estaba al borde de su cordura, parecía que el mundo se estaba desintegrando a su alrededor.
–¿Que pasa mi lady?– le pregunta su nuevo ayudante que se encontraba junto a ella.
–No sé si este leyendo bien esta mierda, ¿podrías leerlo por mi?
–Está bien– Grecia le otorgó el panfleto al ayudante y este comenzó a leerlo en voz alta –“Yo Juan, miembro de mayor relevancia del Consejo Supremo, junto la autorización de Jhonathan y José, Declaramos a Raúl…”
–Por favor, termina de leerlo.
–“Rey de Wildlands”…
–¿Ahora Anaco es tierra de salvajes?
–Esto no puede ser, que es lo que está pasando en Citadel.
–Parece que es el ascenso del antiguo Rey Psicópata ese…
–… ¿ahora qué vamos a hacer?
–Necesito que llames a Xavielys.
–¿Xavielys?
–Necesitamos tanques, esta guerra no es una que se gane solo con infantería.
–¿Guerra?
 –Así es, quiero la declaración enviada a Citadel para la noche.
Grecia había finalizado su pequeño intercambio de palabras cuando El Feto hace acto de presencia.
–¿feto? ¿Qué haces aquí?
–Los rumores vuelan Grecia- Responde El Feto- Vine desde mi Chateau cuando note que tu Torreón era cubierto por las llamas, pero al parecer estas bien. Quiero decirte que he escuchado tu pequeña conversación con tu ayudante.
–¿Y qué piensas hacer? ¿Venderme a Citadel?
–Al contrario, estoy de acuerdo contigo, es hora de que Citadel sufra un cambio de Administración, pero no como el que acaba de suceder uno en el que tú reines, y yo te acompañe en tu reinado. Conozco a alguien que puede ayudarnos por un módico precio, pero yo me encargo de eso.
–Está bien para mi, mientras más aliados tenga, mejor.
–Que viva la Reina del Frío.

Proximo Episodio: Guerra

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